Titulares con el siguiente inicio «La Iglesia católica prohíbe…» han encabezado la noticia sobre la publicación de la instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación. Las informaciones dadas sobre este asunto en numerosos medios de comunicación afirman que a partir de este documento se prohíbe esparcir las cenizas o conservarlas en casa, hecho que es falso.
También se pone de manifiesto la sorpresa del propio periodista ante esta instrucción de la Congregación para la doctrina de la Fe:
El Papa Francisco sorprendió este martes con la publicación de una nueva instrucción sobre cómo conservar las cenizas de los difuntos tras su muerte, en la que prohíbe que se esparzan en la naturaleza o se guarden en casa, como mucha gente hace. Según el pontífice, los restos incinerados deben «mantenerse en un lugar sagrado». (El Mundo, Sociedad, 25/10/2016)
Según el Santo Padre, y el Código de Derecho Canónico desde el año 1983.
1176.3. La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.
Por tanto, no es nada nuevo en la doctrina que a las cenizas hay que darles cristiana sepultura para responder «adecuadamente a la compasión y el respeto debido a los cuerpos de los fieles difuntos» y de esta manera no permitir «actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona, o como momento de fusión con la Madre naturaleza o con el universo, o como una etapa en el proceso de re-encarnación, o como la liberación definitiva de la «prisión» del cuerpo», explica la instrucción.
En definitiva, los fieles difuntos deben recibir exequias eclesiásticas conforme al derecho, ya que gracias a este sacramental «la Iglesia obtiene para los difuntos la ayuda espiritual y honra sus cuerpos, y a la vez proporciona a los vivos el consuelo de la esperanza», recoge el canon 1176.2 del Código de Derecho Canónico.
Al hilo de esta noticia, quiero hablar sobre el ritual de los funerales de la liturgia romana. Los momentos más importantes de su desarrollo son cuatro:
- La acogida de la comunidad: la celebración litúrgica se abre con el saludo de fe.
- La liturgia de la Palabra.
- El sacrificio eucarístico: si la celebración se realiza en la iglesia, la eucaristía se convierte en el centro del funeral.
- El adiós: la comunidad cristiana despide a uno de sus miembros antes de llevarlo al sepulcro.