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Nuevos cardenales para el Colegio cardenalicio

El ministro de Justicia del Gobierno español, Rafael Catalá Polo, fue la persona elegida por el Consejo de Ministros como Presidente de la Delegación que asistió al Consistorio Cardenalicio celebrado en el mes de noviembre en el Vaticano.

El Consistorio, organizado en la Basílica de San Pedro, fue celebrado para el nombramiento de 17 nuevos cardenales. A este acto asistieron los miembros del Colegio Cardenalicio, autoridades oficiales y fieles en general.

Con modificaciones introducidas por el papa emérito, Benedicto XVI, el Consistorio para la creación de nuevos cardenales contempla los siguientes actos:

  1. Saludo litúrgico, oración y lectura del Evangelio.
  2. El primero de los nuevos cardenales se dirige al papa en representación de todos.
  3. Homilia del Santo Padre.
  4. El papa lee la fórmula de creación y proclama solemnemente los nombres de los nuevos cardenales, su Título o Diaconía.
  5. Se procede a la profesión de Fe y el juramento.
  6. Cada nuevo cardenal se acerca al Santo Padre, se arrodilla ante él y recibe el birrete y el anillo cardenalicio y la asignación de un Título o Diaconía.
  7. Concluye el rito con la oración del Padrenuestro.

El Colegio cardenalicio está formado por 120 cardenales procedentes «de todas las partes de la tierra y de las más variadas culturas», señala la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.

El Colegio cardenalicio es el encargado de proveer a la elección del Romano Pontífice y este, a su vez, nombra a los cardenales elegidos de entre los presbíteros que destacan por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos.

Los cardenales son creados por decreto del papa, el cual se hace público en presencia del Colegio cardenalicio.

El decano preside el Colegio cardenalicio y, entres sus funciones, le corresponde:

  • Ordenar obispo al elegido como Romano Pontífice si carece de la ordenación.
  • Dar la noticia de la muerte del papa a todos los cardenales, al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y a los jefes de Estado de las diferentes naciones.

El cardenal camarlengo es el que informa al decano del fallecimiento del Santo Padre.

El cardenal protodiácono es el encargado de anunciar al pueblo el nombre del nuevo papa.

Desde el año 1059 los cardenales son los electores exclusivos del papa y se forman en Colegio cardenalicio, con decano y camarlengo, a partir de 1150.

Desde el siglo XII los cardenales preceden a los obispo y arzobispos y desde el XV también a los patriarcas.

Fue en el año 1973 cuando el papa Pablo VI estableció que el número máximo de cardenales con la potestad de elegir al Romano Pontífice fuera de 120. En la actualidad, «el derecho de elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, con excepción de aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica queda vacante, hayan cumplido 80 años de edad. El máximo de Cardenales electores no debe superar los ciento veinte», estipula el canon 33 de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.

A los cardenales se les considera Príncipes de sangre y ostentan el título de Eminencia, tal y como recoge el artículo 21 del Tratado lateranense:

Todos los cardenales gozan en Italia de los honores debidos a los príncipes de sangre: los residentes en Roma, incluso fuera de la Ciudad del Vaticano, son a todos los efectos, ciudadanos vaticanos.
Durante la vacante de la Sede Pontificia, Italia procura de modo especial que no sea impedido el libre tránsito y acceso a los cardenales a través del territorio italiano al Vaticano, y que no se ponga obstáculo o limitación a su libertad personal.

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