Ser Comunicación

La importancia de las invitaciones oficiales

Las invitaciones a un acto son tan importantes, y significativas, como las tarjetas de visita personales. Su diseño y texto debe responder al objetivo de la celebración, en un caso y en el otro, a la personalidad de su titular. En definitiva, tienen que ofrecer una imagen inequívoca y acorde a lo que anuncian. Y sobre todo cuando esa invitación nace del protocolo oficial.

Al margen del estilo de la invitación, cuestión relacionada con los gustos de cada uno, lo que más me llama la atención es la proporción existente entre el texto y los espacios en blanco y la redacción de la misma.

Los espacios en blanco.

Personalmente me gustan las invitaciones donde la proporción visual entre las palabras y el fondo libre sea proporcionada. Incluso, tengo cierta inclinación hacia un mayor peso del espacio en blanco sobre el texto.

No tener miedo a la presencia de vacíos, da sensación de limpieza, de serenidad y de saber decir todo con las palabras justas y necesarias. Yo lo comparo con el silencio cuando hablamos de la comunicación verbal, ya que tampoco debemos tener miedo de ellos, al contrario, hay que saber usarlos con inteligencia y con eficacia.

La correcta redacción.

En cuanto a la redacción de la misma, siempre me fijo si una invitación está bien redactada, si no tiene faltas de ortografía o de puntuación. Quizás esta inquietud proviene de mi afán por escribir correctamente, tarea por la cual cada día me preocupo.

Todo este conjunto, estética y contenido, ofrece al invitado un mensaje claro sobre el anfitrión y sobre el acto al cual invita.

En su nombre…

Por ejemplo, la invitación que ilustra esta entrada, y que es motivo de la misma, me llamó la atención no por su aglomeración de contenido, imágenes, dibujos, logos, escudos y diferentes formatos de texto. En definitiva, un caos. Me llamó la atención el siguiente texto «EN SU NOMBRE»:

Emilio Bascuñana Galiano,

ALCALDE-PRESIDENTE DEL

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ORIHUELA Y,

EN SU NOMBRE, Rafael Almagro Palacios,

CONCEJAL-DELEGADO DE PATRIMONIO

HISTÓRICO, TIENE

EL HONOR DE INVITARLE A LAS

Al leer la invitación se me plantean las siguientes cuestiones:

  1. El anfitrión, el alcalde, invita a un acto al cual anuncia no va a asistir.
  2. Se anuncia que un concejal va a asistir al acto en representación del alcalde.

Con respecto a la primera, no entiendo cómo un anfitrión puede invitar a alguien diciéndole que él no va a asistir a su propia celebración. Con todos mis respetos, si al anfitrión no le importa su acto, al invitado menos.

Con respecto a la segunda, creo que es la primera vez que leo en una invitación, ya sea oficial o particular, el anuncio de la presencia de otra persona para ocupar el lugar del anfitrión. Y esto  lo relaciono con la equivocada práctica en el protocolo oficial del artículo 9º del Real Decreto 2099/1983 y me pregunto, ¿esta confirmación explícita de la representación no es un mensaje de aquí mando yo?

En resumen, es necesaria una cuidada y esmerada preocupación por las invitaciones de nuestros actos para que digan lo que queremos comunicar y no dar pie a otras consideraciones que surjan de su lectura. Es decir, escribir claramente lo que queremos decir sin dar opción a otras interpretaciones.

©Portugal Bueno, 2017

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