La compañía líder en el sector del juguete en España, Famosa, elaboró el primer estudio sobre las tendencias en el juego y los juguetes de hoy en comparación con las de la generación anterior. Se trata de “I Juegorama de Famosa, estudio del juego y el juguete en la sociedad actual”.
Este informe da respuesta a preguntas como ¿dónde se juega?, ¿cuándo se juega?, o ¿cómo se juega?, por ejemplo. Sin embargo, estos datos revelan mucha más información que los meros porcentajes que facilitan. La lectura de este estudio desde el punto de vista de cómo los padres estamos educando a nuestros hijos no es nada positiva. Mi conclusión es que los padres con hijos con edades comprendidas entre los 3 y los 12 años no somos nada responsables hacia ellos. Delegamos esa responsabilidad en terceras personas ajenas a nuestras familias y en nuestros padres, abuelos de las criaturas. Así que no tenemos ningún derecho a quejarnos ni a opinar sobre el comportamiento o hábitos de nuestros hijos, ya que los culpables somos solamente nosotros. No podemos quejarnos sobre si los niños pasan demasiado tiempo jugando a la consola, cuando somos nosotros quienes les facilitamos, incluso a veces alentamos, esta actividad individual y sedentaria. Y no me vale la excusa de que no tenemos tiempo. No nos da la gana de buscarlo o de aprovecharlo.
En líneas generales, nuestros niños juegan menos durante la semana en comparación con nosotros a su misma edad. También juegan más con sus hermanos, mientras que los padres de ahora jugábamos más con nuestros vecinos. Nuestros hijos juegan más de manera individual y sedentaria debido al crecimiento de los videojuegos. Según los padres entrevistados sus hijos tiene más relación con sus abuelos que ellos con los suyos. Esta opinión se ve complementada con el hecho de que el 80% de los abuelos juegan con sus nietos, sobre todo los niños de menor edad. Mientras, las familias que tienen hijos de mayor edad, por ejemplo desde los 6 hasta los 12 años, cuentan en sus hogares con las nuevas tecnologías.
Estos datos traducidos bajo la visión de la educación paterno-filial da como resultado el siguiente panorama:
Los padres de ahora saturamos a los hijos de actividades extraescolares de lunes a viernes, por esta razón no juegan tanto entre semana como lo hacíamos nosotros. En definitiva, si los niños de hoy no juegan, esta circunstancia no es consecuencia de la forma de ser de una generación, es consecuencia de la decisión de una generación que “no tiene tiempo” de estar con sus hijos.
Si los niños juegan más con sus hermanos puede ser porque no salen de casa durante el fin de semana, tiempo que los padres aprovechamos para descansar y poner al día las tareas del hogar. El sábado y el domingo es un tiempo estupendo para estar con nuestros hijos. Sin embargo, anteponemos la plancha a jugar con ellos en el parque.
Si nuestros hijos tienen una manera de jugar individualista y sedentaria no es debido a una actitud ni a los videojuegos. Es debido a los padres. Nosotros somos quienes les compramos este tipo de juguetes para que no nos molesten durante nuestro tiempo de descanso. Estamos educando a niños que no saben relacionarse socialmente, lo que significa futuros fracasos personales y profesionales.
Si los niños juegan más con sus abuelos que nosotros con los nuestros, no es porque los primeros son mejores. Simplemente es porque esos niños pasan más tiempo con los abuelos que con los padres. Sobre todo cuando estos críos son más pequeños, por ejemplo entre los tres y los cinco años. Ya que los más mayores sustituyen, gracias a sus padres, a los abuelos por los videojuegos.
Esta serie de conclusiones ha surgido de la lectura del estudio sobre el juego y el juguete realizado por Famosa, cuyo análisis ofrece los siguientes datos, conseguidos a través de las 1.200 entrevistas realizadas a padres y madres con hijos en edades comprendidas entre los 3 y los 12 años.
Con respecto a la pregunta ¿dónde se juega?, se ha comprobado que solamente el 11% lo hace en lugares exteriores. Este dato supone un decrecimiento del 20% en relación con los hábitos que tenían sus padres.
A la pregunta ¿cuándo juegan?, el 65% lo hace después del colegio, mientras que el porcentaje referente a los padres era del 80%. Se aprecia un crecimiento los fines semana, antes era del 46% y ahora del 60%.
En cuanto a la forma de jugar, el 70% de los padres jugábamos con los niños de la vecindad. Ahora se juega más con otros niños de la familia y del colegio, un 60% y, se experimenta un importante crecimiento en el juego individual, el 51%.
En la actualidad los juegos y juguetes son más sedentarios. Las muñecas, en un 20%, siguen siendo el juguete tradicional preferido, solamente superado por las consolas de videojuegos con un 26%.
En la actualidad los abuelos intervienen en un 80% en los juegos de los niños. Además a menor edad de los niños, mayor es el porcentaje de juego con sus abuelos. En este punto, los padres opinan que la relación actual de los abuelos con sus nietos es mucho más cercana que antes.
En cuanto a las nuevas tecnologías, estas están presentes en los hogares con hijos. Solamente un 10% de las familias no utilizan estos soportes, pero son familias con niños de 3 a 5 años.
La mayoría de los padres entrevistados piensa que los juguetes son útiles para entretener, divertir, aprender y compartir.
En referencia a esta última conclusión, si de verdad esto es lo que pensamos los padres de la funcionalidad del juego, no estamos recorriendo el camino adecuado para que nuestros niños aprendan estos valores. Un niño no puede asimilar el concepto de compartir si se pasa el día jugando solo. ¿Con quién va a compartir? Una persona no aprende realmente algo a base solo de estudio o del juego en solitario. Se necesita de la experiencia y de la transmisión de unos conocimientos. ¿Quién le va a explicar el porqué de lo que está aprendiendo? ¿Quién le ayuda a razonar? ¿El juguete? Imposible. El crío sí que puede encontrar la diversión en el juguete o en el juego. Pero ¿cuánto durará esa diversión si se encuentra solo? ¿Os suena la frase “me aburro”? En cuanto al entretenimiento, uno no se puede entretener solo, va en contra de su propia definición, necesitamos a alguien que nos entretenga.
Como padres que somos, nuestros hijos son nuestra responsabilidad, pero no se trata de un deber hostil, ¡son nuestros hijos por el amor de Dios! No nos refugiemos en la falta de tiempo o en el darles lo mejor. Lo mejor para los hijos es estar el mayor tiempo posible con sus padres. Hay que dejar de creerse la chorrada de “paso poco tiempo con mi hijo pero ese tiempo es de calidad”. Cuando alguien me suelta esta frasecita, suelo contestarle que mejor sería dedicar este tiempo de calidad al trabajo y el resto a su hijo. Ganaría su jefe y su hijo.
Como afirma Christopher Green en “Educar al niño en edad escolar”: “Su hijo necesita que usted esté dispuesto a admirarlo, animarlo y a maravillarse con sus avances”. Esto solamente se consigue estando con él y abandonando nuestro egoísmo.