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España castrense y devota

España celebra, una vez al año, su pasado, presente y futuro como nación, recordando nuestro patrimonio histórico, cultural y social común. Y, en el mismo día, los españoles mostramos la devoción que profesamos a la Virgen del Pilar, ya que el Papa Clemente XII (1730-1740) señaló la fecha del 12 de octubre como la festividad particular de la Virgen del Pilar.

La celebración de la Fiesta Nacional está reglada por la ley 18/1987 de 7 de octubre, en la cual “se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre” y, además, insta a que la celebración debe ser “uno de los momentos más relevantes para la convivencia política, el acerbo cultural y la afirmación misma de la identidad estatal y la singularidad nacional de ese pueblo”, refiriéndose, lógicamente, al español.

Atendiendo a estas consideraciones la Fiesta Nacional se divide en dos actos claramente diferenciados. Uno de ellos es la celebración pública, cuyo objetivo es la máxima participación popular y de autoridades de todo tipo, tal y como explica Alejo Arnáiz Marina. Y el segundo acto es la recepción de Su Majestad el Rey a las autoridades, como representación de todos los estamentos de la Nación.

Tal y como apunta Alejo Arnaíz, asesor en protocolo de la Presidencia del Gobierno, es curioso como el orden de prelación establecido, por la Jefatura de Protocolo de Presidencia de Gobierno para la Fiesta Nacional, es un híbrido de los artículos 10 y 12 del Real Decreto 2099/1983. En esta especial ocasión la tribuna real está formada por la Real Familia y los poderes del Estado y del Gobierno. En la tribuna de las autoridades del Estado están presentes los antiguos presidentes del Gobierno, el líder de la oposición, los secretarios generales de los partidos, los secretarios de estado, los diputados y senadores, entre otros. En cuanto a la tribuna de las autoridades autonómicas podemos nombrar a la presidenta y alcalde de Madrid, a los presidentes autonómicos, a los delegados del gobierno, alcaldes y diputados autonómicos. Finalmente, la tribuna de personalidades acoge al cuerpo diplomático, a autoridades de defensa y a personalidades destacadas.

La recepción en el Palacio Real de Madrid, dirigida y organizada por el protocolo de la Casa de Su Majestad el Rey, también tiene sus características propias. En este caso voy a destacar la planificación de la distribución de los invitados. Los miembros del gobierno, con distintivo azul oscuro son instalados en el Salón Teniers. El cuerpo diplomático, de rojo, ocupan el Salón de Alabarderos. De azul claro es el color específico de los miembros del Congreso, del Senado y del Tribunal Constitucional, quienes se ubican en la antecámara oficial. La cámara oficial da cabida al Tribunal Supremo, a los presidentes autonómicos, a los ex presidentes del Gobierno, al fiscal general, al defensor del pueblo, al Consejo de Estado y al Tribunal de Cuentas, todos ellos identificados gracias al naranja. Los alcaldes, de amarillo, ocupan el Salón de Armas y, finalmente, los secretarios de estado se dan cita en el Salón de Espejos con su identificación de color verde.

No quiero terminar este post sobre el 12 de octubre sin recordar a la Virgen del Pilar, ya que también es su fiesta y, en ella se reza el siguiente himno de Laudes: «Santa María del Pilar, escucha nuestra plegaria, al celebrar tu fiesta, Madre de Dios y Madre de los hombres, Reina y Señora. Tú, la alegría y el honor del pueblo, eres dulzura y esperanza nuestra: desde tu trono, miras, guardas, velas, Madre de España. Árbol de vida, que nos diste a Cristo, fruto bendito de tu seno virgen, ven con nosotros hasta que lleguemos, contigo al puerto«.

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