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La figura del arzobispo castrense y capellán palatino

En la elección del arzobispo castrense de España intervienen la Nunciatura Apostólica, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el rey y el papa. Su protocolo se recoge en el Instrumento de Ratificación de España al Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español, hecho en la Ciudad del Vaticano el 28 de julio de 1976:

La provisión del Vicariato General Castrense se hará mediante la propuesta de una terna de nombres, formada de común acuerdo entre la Nunciatura Apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores y sometida a la aprobación de la Santa Sede. El Rey presentará, en el término de quince días, uno de ellos para su nombramiento por el Romano Pontífice.

En la actualidad, el arzobispo castrense es el capellán de la Casa de Su Majestad el Rey. En consecuencia, asiste religiosa y pastoralmente a «los miembros de la Casa de Su Majestad, por la condición que el Rey ostenta de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, de acuerdo con la Constitución Española», señala el artículo 3 de los Estatutos del Ordinariato Militar o Arzobispado Castrense de España de 1988.

Por lo tanto, este ministro eclesiástico desempeña sus funciones tanto en el ámbito castrense como palatino. Es decir en Casa Real y en las Fuerzas Armadas, institución que puedes conocer un poco más en el artículo La Armada y su protocolo.

Tradición histórica

La presencia de hombres religiosos en los ejércitos se contempla desde la Antigüedad. Estos ofrecían un servicio espiritual durante la contienda a través de los sacrificios y plegarias a los dioses. La finalidad de los mismos era alcanzar el éxito en la batalla.

Este acompañamiento sigue realizándose durante la Edad Media. En esta época los soldados eran reclutados cada vez que se declaraba una guerra. Es decir, el ejército como tal no era un cuerpo armado permanente. Y a este se sumaba la mesnada, la milicia armada a las órdenes del rey. Tanto unos como otros, eran asistidos espiritualmente durante el conflicto bélico, los primeros por sus sacerdotes parroquianos y los segundos por los capellanes palatinos.

El ejército, como institución permanente, comienza a tener su propio capellán como miembro del mismo a partir del siglo XVI. Otro punto de inflexión viene motivado por la implantación de la dinastía de los Borbones y por el Breve del papa Clemente XII de 1736, Quoniam in exercitibus, en donde se crea la figura del capellán mayor con jurisdicción sobre los ejércitos de Tierra y la Armada. Este cargo es el equivalente al actual vicario general castrense.

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Fuente fotografía: https://www.arzobispadocastrense.com/