Me ha llamado la atención un anuncio de campaña electoral con la imagen de la candidata y con las palabras “fiesta” y “paella gigante”. He de confesar que mi primer pensamiento tras el vistazo a la publicidad ha sido: ¡Mi voto por un plato de paella!”. Poco acertada la estrategia del plan de comunicación si me transmite sensaciones de épocas pasadas donde los favores se pagaban con votos.
Debido a mi sorpresa desde el punto de vista de la comunicación, decido analizar un poco el anuncio. El partido anuncia la presentación de su candidata en esta publicidad y lo hace combinándolo con otro anuncio, la celebración del 1 de mayo, el Día Internacional del Trabajador. Es decir, en un mismo acto se van a celebrar dos, una fiesta nacional y una presentación de candidatura política. ¿Existe relación alguna? ¿Existe una esencia común que haga que estos dos actos estén relacionados y se complementen? Para mí ninguna.
Celebrar una fiesta nacional, como es el Día Internacional del Trabajador, tiene como objetivo que todos los ciudadanos de un mismo país compartan y disfruten de una celebración cuyos ideales son compartidos por todos. En este caso concreto, el 1 de Mayo hace referencia a un derecho constitucional de todos los españoles, el artículo 35.1: “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión y oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.
Por su parte, el acto público de la presentación de una candidatura política es una estrategia de marketing político. El objetivo es dar a conocer públicamente al candidato de un partido a sus militantes.
Por tanto, se trata de dos actos con orígenes totalmente diferentes, con públicos distintos y con finalidad propia cada uno. En mi opinión, el diseño de esta campaña no tiene ni pies ni cabeza, y desde el punto de vista de la comunicación carece de eficacia.
Todo acto tiene un mensaje y un público definido, y su publicidad debe responder fielmente a ellos si se desean resultados positivos.
En las fechas en las que nos encontramos, preparación de la próxima campaña electoral oficial, el responsable de comunicación tiene en sus manos el futuro del partido político. Se trata de una responsabilidad seria para dejarla en manos inexpertas. Pero como todo en esta vida, es el mismo interesado, en este caso el partido político, quien debe valorar o no esta labor.