Todo ceremonial debe contener los siguientes elementos, indicados por Mª Teresa Otero Alvarado:
- Espacio-temporales.
- Personales.
- Normativos.
En esta entrada me voy a centrar en el primero, en los elementos que hacen referencia a los espacios y al tiempo, es decir a los materiales (escenografía, mobiliario, decoración o símbolos) y a los inmateriales (música, olores, iluminación o efectos especiales). El conjunto de todos ellos es lo que otorga a la ceremonia las condiciones estéticas propias.
Concretamente, y en recuerdo de la festividad del Corpus Christi, hoy hablo de la calle y de los olores.
La calle en la celebración religiosa.
Fuera de los templos, la calle es otro de los escenarios en los que se celebran actos religiosos.
Desde la Edad Media está considerada un elemento espacial para manifestar al pueblo el poder y la autoridad, tanto política como militar o religiosa.
Por esta razón, es importante destacar la importancia que para las autoridades tiene el ordenamiento de las personalidades en los actos que tienen lugar en la calle, porque su imagen es observada y analizada por la comunidad a la que gobiernan.
Además, la calle se suele preparar para la ocasión con tapices, alfombras, cirios, hierbas aromáticas, arcos florales y banderas.
En la procesión del Corpus Christi en muchos municipios se puede disfrutar, tanto visualmente como aromáticamente, de las alfombras florales que los ciudadanos confeccionan en las calles de sus localidades para el paso de la procesión del Santísimo Sacramento.
Los perfumes en la ceremonia religiosa.
Los olores también forman parte del ceremonial de las celebraciones religiosas y es el incienso uno de los más característicos de las ceremonias eclesiásticas.
El Ceremonial de los obispos señala que el rito de la incensación expresa reverencia y oración: por ello, el incienso se usa, por ejemplo, en la dedicación de una iglesia o altar, en la consagración del sagrado crisma, en la exposición del Santísimo Sacramento con la custodia o en las exequias de los difuntos.
Ya en el Antiguo Testamento se habla del incienso, de su uso sagrado, y es tal su importancia que en el Éxodo anuncian la receta para su elaboración:
34. el Señor dijo a Moisés: Consigue las siguientes sustancias aromáticas en cantidades iguales: resina, ámbar, gálbano perfumado e incienso puro,
35. mezcla todo esto, como lo hace un fabricante de perfumes, para hacer un perfume salado, puro y santo.
36. Reduce a polvo una parte de él y colócala delante del Arca del Testimonio, en la Carpa del Encuentro, o sea, en el lugar donde yo me encontraré contigo. Esto será para ustedes una cosa santísima.
La fotografía que ilustra esta entrada es del Corpus Christi de Bigastro (Alicante) y su autor es Jose Antonio Esquiva.
©Portugal Bueno, 2017