Cuando le preguntas a alguien si considera importante saber expresarse o hablar bien en público, todos te dan una respuesta afirmativa. Creo que es la única materia en la que todo el mundo aprecia su conveniencia, al igual que los buenos modales.
Si la comunicación es tan importante para nosotros, si el hablar con eficacia es tan vital para el ser humano ¿por qué no se nos enseña? En el colegio una de las primeras materias que aprendemos es la lectura. En cambio, a hablar nos educamos por observación, por imitación. Aprendemos a hablar siguiendo el ejemplo de nuestros padres, pero nadie nos enseña a hacer un uso inteligente de nuestra capacidad comunicativa.
Conseguir a hablar en público con eficacia es muy fácil. Todos somos capaces de lograrlo. ¿Por qué? Porque todos, absolutamente todos, al hablar tenemos un objetivo. Por lo tanto, el primer elemento necesario para hablar en público con eficacia lo tiene todo ser humano de serie, forma parte de nuestra naturaleza, de nuestra forma de ser.
No existe el ser humano que al hablar lo haga sin objetivo alguno. Nadie habla por hablar. Incluso aquella persona que platica sin parar, lo que vulgarmente llamamos “loro”, habla con un objetivo: ser el centro de la conversación, el protagonista.
Hablar con eficacia necesita de dos elementos. El primero. El hablar requiere un objetivo, por eso hablamos, es su razón de ser. Para esto no tenemos que realizar ningún esfuerzo. Todos hablamos para conseguir un objetivo, por un motivo que es diferente según la ocasión y la situación. Cosa distinta es que seamos conscientes de ello. Para hablar con eficacia tenemos que asumir, y darnos cuenta, que al hablar nos marcamos una meta, y como tal nuestra intención es conseguir con éxito ese objetivo. Para esto tenemos que conocer cómo se aplica la comunicación para lograr nuestra meta, y no dejarlo al azar, no dejarlo a la divina providencia. Porque actuar de esta manera es una insensatez.
El segundo elemento, necesario para hablar bien en público, viene originado por la eficacia. Para esto sí que es necesario un esfuerzo, porque es necesario aprenderlo. Empezamos a hablar con más eficacia, cuanto más nos conocemos a nosotros mismos. Y es aquí en donde reside ese esfuerzo que tenemos que realizar, el esfuerzo de conocernos. El conocernos como personas, como seres humanos, y ese conocimiento llega cuando nos damos cuenta que nuestra finalidad, nuestra razón de ser como humanos es ayudar a los demás, es servir a los demás. Y es aquí donde reside la grandeza de esta habilidad, destreza exclusivamente humana, porque pueden hablar con la misma eficacia un taxista que un presidente de gobierno.