Con la celebración del Miércoles de Ceniza se inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma en la Iglesia católica.
Se trata de un signo de arrepentimiento, penitencia y de conversión que ayuda a los fieles a preparar durante los cuarenta días siguientes la celebración de la Semana Santa.
Desde los primeros siglos del Cristianismo la ceniza está íntimamente relacionada con la penitencia y, en concreto, con la penitencia canónica, o también conocida como pública.
El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual. |
¿De dónde procede la ceniza?
Desde el siglo XII la ceniza de este día proviene de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior. Gracias a su quema se consigue un polvo fino que es mezclado con agua bendita o aceite de crisma. Sin embargo, también se pueden comprar las cenizas a través de empresas especializadas en artículos religiosos.
Esta ceniza será bendecida en la celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza.
El rito del Miércoles de Ceniza
El Misal Romano explica que en la misa del Miércoles de Ceniza se bendice y se impone la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza se puede realizar tanto dentro como fuera de la misa.
En cualquier caso, este rito debe ir precedido por la Liturgia de la Palabra y después se procede a la bendición e imposición de la ceniza.
En la bendición el sacerdote pronuncia una oración y, seguidamente, rocía con agua bendita las cenizas sin decir nada. Al finalizar el cura impone las cenizas a los fieles que se acercan hasta él. Uno a uno, el ministro marca la frente con un cruz mientras pronuncia una de las dos siguientes fórmulas litúrgicas:
- Convertíos y creed en el Evangelio. Mc. 1, 15.
- Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás. Gn. 3,19.
Al finalizar la imposición, el sacerdote se lava las manos.
El rito concluye con la oración universal o la oración de los fieles.
Modificación del rito por la COVID-19
Debido a las medidas sanitarias impuestas por la pandemia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina del Sacramento ha publicado una notificación en la que se explica las modificaciones a tener en cuenta en el rito de la imposición de la ceniza.
Básicamente se fundamenta en dos:
- La fórmula litúrgica en la imposición de la ceniza no se hace individualmente, sino que el sacerdote la pronuncia una vez para toda la comunidad de fieles.
- El sacerdote no señalará con ceniza la frente, sino que la esparcirá por encima de la cabeza, sin llegar a tocar al fiel.
Puedes leer esta notificación sobre la modificación en el rito, en el artículo «Miércoles de Ceniza en tiempos de covid-19«.
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