En mula para tomar posesión como obispo.
El gesto de abrir una puerta es habitual en nuestras vidas, incluso puede definirse como ordinario. Sin embargo, hay portones que perduran siglos simplemente para dejar paso a personas ilustres. Es el caso de la puerta de la Olma de Orihuela (Alicante), antiguo acceso a una ciudad fortificada, que este año ha vuelto a abrirse para dejar entrar al obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante montado en una mula blanca y, así, poder tomar posesión de su cátedra.
Monseñor Jesús Murgui Soriano es el quinto obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, nombrada como tal en el año 1959. Anterior a este fecha, desde el siglo XVI, era la Diócesis de Orihuela, ciudad que desde antaño considera que “no es posible desvincular su toma de posesión de la iglesia, de la recepción solemne que tanto la iglesia como la ciudad le hacían a su llegada al nuevo obispo que habría de gobernar”, (Díaz Cayeros, Patricia, 2004). Esta es la filosofía que durante cinco siglos los oriolanos han puesto en práctica en 36 ocasiones, tantas como obispos diocesanos se han sentado en la cátedra orcelitana.
La entrada solemne del obispo a la sede episcopal y su toma de posesión transcurre en el mismo día, sábado, comenzando a las doce de la mañana y finalizando a las nueve de la noche, aproximadamente.
El trayecto que el nuevo obispo realiza para la entrada se inicia en Cox, a 15 kilómetros de Orihuela. Desde el siglo XVIII Cox “tiene las primicias de la entrada oficial de los Obispos de la Diócesis de Orihuela, a partir del Prelado Don Antonio Despuig y Dameto (1791-1795), tras haber edificado el Obispo Don José Tormo, en esta villa, el que fuera para la Diócesis Palacio Episcopal”, (Vidal Tur, Gonzalo, 1961).
A dicha localidad alicantina el obispo llega acompañado por el, hasta entonces, vicario general y por el futuro secretario. Los tres bajan del coche en la plaza del Ayuntamiento, en donde son recibidos por el párroco de Cox; el alcalde del municipio; la corporación municipal; tres canónigos del Cabildo de la Catedral del Salvador y Santa María de Orihuela, designados ad casum; el vicario episcopal de la zona y el sacerdote del Arciprestazgo de Callosa.
Realizados los saludos y las presentaciones, la comitiva se dirige a la Parroquia cojense, San Juan Bautista, acompañados por las reinas de las fiestas patronales con sus trajes típicos, incluida la mantilla blanca, numerosos ciudadanos y por cornetas al toque de la “Marcha de Infantes”.
El coro parroquial y numerosos fieles reciben calurosamente al obispo dentro del templo, en cuyo altar el párroco procede a saludar a todos los presentes y al prelado, quien responde al saludo, convirtiéndose estas palabras en las primeras que dice en su entrada y toma de posesión de la Diócesis de Orihuela-Alicante. El obispo Murgui también recibe en el presbiterio al Consejo de Pastoral que le hace entrega de un cuadro de la Patrona de la localidad, la Virgen del Carmen.
Tras este acto, todos los presentes salen en romería hasta el Santuario de la Virgen del Carmen, en donde son recibidos por los cantos de los niños de catequesis junto a sus catequistas, quienes reciben el agradecimiento del obispo por sus cánticos y presencia.
Vuelve a moverse la comitiva hasta el Ayuntamiento. Desde el balcón municipal el alcalde y el obispo saludan a los que se encuentran en la plaza y comienzan los breves discursos: el de bienvenida por parte del regidor y el de agradecimiento propio del prelado. A continuación Monseñor Jesús Murgui es invitado a firmar en el Libro de Honor del Consistorio. Finalizado este acto institucional, la comitiva se dirige a los salones parroquiales para disfrutar de la comida, en donde se ofrecerá el plato tradicional de la entrada del obispo: arroz y costra. Al finalizar, el prelado se retira a descansar en la Casa Abadía de Cox, y a las cuatro y media de la tarde se viste con los capisayos episcopales para comenzar la segunda etapa de su viaje.
San Antón y la mula blanca.
La caravana de vehículos sale de Cox escoltada por la Guardia Civil dirección a la Parroquia de San Antón de Orihuela. Sin embargo, antes de llegar a este destino el obispo realiza dos breves paradas en este recorrido, parroquias de Callosa y de Redován, en donde, a pie de coche, saluda a los respectivos párrocos, autoridades locales y ciudadanos que se han congregado para darle la bienvenida a la diócesis.
Estas detenciones durante el recorrido son tradicionales en la entrada del nuevo obispo en la Diócesis orcelitana, tal y como nos relata José M. Cuenca Toribio en referencia a una del año 1847: “En Callosa se tomó un corto rato en casa del padre del Jefe Político, donde se sirvió un refresco cual era permitido en día de ayuno, recibió S.I. al Ayuntamiento y clero, pasó después a la parroquia donde había numerosísimo concurso del pueblo que recibió la bendición de su Prelado, y en seguida se continuó la marcha. También salió al pueblo de Redován al camino su Ayuntamiento y párroco, y recibieron la bendición de S.I. después de felicitarle”.
Alrededor de las cinco de la tarde el obispo Murgui Soriano llega a la parroquia oriolana. Le recibe el párroco de San Antón, representantes del Cabildo de la Catedral de Orihuela y de la Concatedral San Nicolás de Alicante, una comisión de festividades del Ayuntamiento orcelitano, y un gran número de fieles.
El descanso en la Parroquia de San Antón se convierte en pieza clave en la entrada a Orihuela con el obispo José Tormo, en el año 1767, y “a partir de entonces, los nuevos Prelados se detienen aquí cuando entran en la capital de la Diócesis, para ser recibidos por los Cabildos eclesiástico y municipal”, (Vidal Tur, Gonzalo, 1961).
El obispo Murgui entra en la Parroquia para arrodillarse ante el Santo y rezar. Seguidamente, el prelado, junto a un número determinado de representantes religiosos y civiles, es acompañado a una habitación parroquial en donde le espera un refrigerio: la tradicional naranjada y dátiles. Esta invitación recuerda a la que se hacía en el siglo XIII al gobernador de Orihuela quien tras jurar su cargo “se le obsequiaba con un espléndido refresco, y subía al castillo con todas las autoridades a tomar posesión de la fortaleza, de la que era alcaide”, (Gea Martínez, J. Rufino, 1920).
Tras este breve descanso, los convidados salen a la puerta de la Parroquia en donde espera pacientemente y rodeada de multitud de gente, Pepita, la mula blanca elegida para recorrer con el obispo los 800 metros que le separan de la puerta de la Olma.
Esta entrada a la ciudad, antiguo acceso a la Orihuela fortificada, permanece clausurada, siendo ésta la única ocasión en que esta puerta de doble hoja de cinco metros de altura se cierra.
La comitiva que sale de la Parroquia de San Antón dirección a la puerta de la Olma está formada por: el pertiguero del Cabildo de la Catedral dirigiendo la mula montada por el obispo, quien tiene a su derecha al deán de la Catedral de Orihuela, el párroco de San Antón y canónigos, y a su izquierda el vicario general, el deán de la Concatedral de Alicante y canónigos; la comisión de festividades del Ayuntamiento oriolano a caballo y guardias municipales de gala a caballo. Durante todo el recorrido son acompañados de fieles, unos andando y otros tras las vallas que delimitan el trayecto.
El séquito se detiene ante la puerta de la Olma y el pertiguero se acerca a la misma para dar tres aldabonazos. De repente, el ruido ambiental originado por centenares de personas presentes en el acto desaparece, y ante un silencio expectante el alcalde de la ciudad grita: “¿Quién va?”. Pregunta que el pertiguero contesta con: “¡El obispo, que entra en Orihuela!”. Aplausos y expresiones de alegría van abriendo la pesada puerta dando paso a un obispo montado sobre una mula blanca.
Bienvenida y recepción de todo un pueblo.
Tras la puerta están formadas dos líneas de saludo. Siguiendo la vista del obispo, con la puerta a su espalda, a su derecha se encuentra la línea de saludo de las autoridades civiles, encabezada por el alcalde. Todos vestidos para la ocasión y con sus símbolos distintivos. Los hombres de chaqué o con su uniforme de gala, y las mujeres con traje y mantilla negra. Los representes del gobierno local lucen sus distinciones correspondientes: el alcalde, bastón de mando, medalla y fajín rojo; concejales, medalla y fajín rojo.
El obispo saluda al regidor y éste es el encargado de presentarle al resto de los presentes en dicha formación: autoridades provinciales, corporación municipal, autoridades militares, cronista oficial de Orihuela, Caballero Cubierto y otras personalidades de la ciudad. Al finalizar esta línea de saludo, y a la izquierda del obispo, se encuentra la formada por las autoridades religiosas encabezada por el deán de la catedral de Orihuela, quien le va presentando a los representantes del Cabildo de la Catedral y Concatedral presentes.
Detrás de estas dos líneas de saludo, se encuentran los obispos asistentes a esta ceremonia, a quienes saludará cariñosamente Monseñor Murgui.
Este año el trayecto a pie desde la puerta de la Olma hasta la Catedral del Salvador y Santa María ha sufrido cambios, debido a los destrozos ocasionados por los 86 litros de agua por metro cuadrado que cayeron la víspera.
En esta ocasión la comitiva se dirige a la sede episcopal por la calle de Arriba en donde se encuentra un arco que cruza el camino, y que da cobijo a una pequeña ermita que custodia una imagen de la Patrona de Orihuela, la Virgen de Monserrate. Esta circunstancia es aprovechada para realizar aquí la breve oración frente a la Patrona que se hace durante el camino al Salvador, y que tradicionalmente se realiza en un altar construido par la ocasión en la calle al aire libre.
El obispo sube a la ermita junto al vicario general y al deán de la Catedral. Tras el saludo a la Virgen, el obispo saluda desde el balcón de la capilla a todos los fieles que se encuentran congregados. Este gesto recuerda que, en ese mismo lugar, San Vicente Ferrer predicó a los oriolanos en el año 1410, y en sus inmediaciones existe una placa que así lo conmemora.
La comitiva retoma su ritmo con el siguiente orden: grupo de jóvenes de pastoral; monaguillos con la Cruz Alzada y ciriales; maceros del Ayuntamiento; pertiguero de la Seo; Cabildo de la Catedral y Concatedral; obispo acompañado a su derecha por el vicario general y a su izquierda por el deán de Orihuela; alcalde acompañado por autoridades del gobierno valenciano y provinciales; corporación municipal; autoridades civiles y militares; banda de música y fieles.
El obispo es recibido en su casa.
A pocos metros del acceso a la Catedral del Salvador, por la Puerta de Loreto, la comitiva se detiene y es saludada por unas salvas. El obispo y el deán de Orihuela se acercan hasta la puerta en donde son recibidos por el nuncio apostólico y el obispo emérito saliente de la Diócesis de Orihuela-Alicante.
El deán de la Catedral orcelitana ofrece al obispo el Lignum Crucis para besarlo. A continuación el prelado se signa con agua bendita y asperja a los presentes, recordando a todos el sacramento del Bautismo. Seguidamente el nuevo prelado entra a la Sede Episcopal acompañado por el nuncio apostólico y por el obispo saliente. Es tradición en la Catedral de Orihuela que el obispo, antes de pasar a la sacristía, se acerque a la Capilla de la Comunión, en donde rezará frente al Santísimo.
La procesión de entrada, previa a la toma de posesión, se dirige por la Vía Sacra al presbiterio, en donde se realiza la reverencia ante el altar y sus componentes van ocupando su sitio.
El orden de la procesión es el siguiente: seminaristas con la Cruz y ciriales; Coetus Consultorum tanto de la Diócesis que acoge al obispo como de la que le despide; sacerdotes capitulares de diferentes diócesis; vicarios episcopales; sacerdotes de la Conferencia Episcopal Española; cardenales y obispos por orden de precedencia, fecha de ordenación episcopal; arzobispo de Valencia; obispos eméritos de la Diócesis de Orihuela-Alicante; nuevo obispo y nuncio apostólico.
En el presbiterio el nuncio apostólico toma asiento en el sillón episcopal, situándose a su derecha el obispo entrante y a su izquierda el saliente. El nuncio apostólico presenta al pueblo congregado al nuevo prelado y da pasp a la lectura de las Letras Apostólicas por parte del deán de la Catedral del Salvador. Leídas éstas, son presentadas, en primer lugar, al Coetus Consultorum, y después a los fieles. Seguidamente, el nuncio entrega al obispo el báculo y toma posesión de su cátedra.
Comienza la celebración litúrgica de la toma de posesión episcopal, en cuya homilía el obispo diocesano, Jesús Murgui Soriano, se dirige a los encargados de la organización dándoles las gracias y “mi reconocimiento a quienes habéis hecho posibles las celebraciones de hoy y a todos los que desde mi nombramiento me habéis tratado de tal manera que habéis logrado que me sintiera desde el primer momento muy bien acogido. Dios os lo premie abundantemente”. Gracias.