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Un equipaje para cada destino

Nos encontramos en unas fechas en las que podemos disfrutar de unas breves vacaciones antes del verano. Unos elegirán calentarse al sol y otros irán en busca del frío para dar la despedida al invierno. Sin embargo, todos tendrán un mismo objetivo antes de salir de sus casas: ser eficientes a la hora de organizar la maleta.

El mirar con detenimiento la hilera de perchas mientras en nuestro interior resuena repetidamente “¿qué me llevo?”, es un comportamiento globalizado para todas las personas que van a comenzar un viaje, da igual su duración. El saber qué tipo de clima nos espera es la base principal para organizar las prendas que vamos a necesitar. También es necesario adecuar nuestra vestimenta al tipo de turismo que hemos decidido realizar. En definitiva, antes de enfrentarnos al armario, debemos sentarnos y, con lápiz y papel, planificar las actividades que tenemos la intención de ejecutar. Realizada la lista y pensadas nuestras necesidades, ya podemos decidir la ropa.

Los únicos destinos a los que podemos ir son, generalmente, el campo, la ciudad o la playa. Con la ayuda de la escritora Paula Alonso Bahamonde, vamos a elegir el vestuario adecuado.

Si nuestra elección ha sido el campo es imprescindible un chaquetón que combine con el resto de las prendas. También resultará muy útil el chubasquero y la crema solar. Ir al campo significa, generalmente, hacer senderismo por lo que debemos llevar un calzado adecuado para caminar y, por supuesto, no olvidarnos de los calcetines. Completarán la maleta unos vaqueros o pantalones que abriguen y que sean cómodos, cualidad que también se buscará en las camisetas; un suéter fino de algodón de manga larga; un jersey de lana; y una camisa.

Elegir la ciudad también supone caminar y hacer turismo cultural. Por esta razón, debemos elegir ropa cómoda y urbana, como por ejemplo, falda o pantalón, camiseta y jersey, zapatos planos o zapatillas. En este destino también es imprescindible el impermeable o un paraguas plegable.

El traje de baño, las chanclas y la toalla son los básicos para la playa, aunque debemos ser precavidos y llevar una chaqueta de lana para las noches. El equipaje se rematará con pantalones cortos, vestidos ligeros que sirvan tanto de día como de noche con los complementos adecuados, pantalones y varios polos. Por supuesto, el bronceador.

En líneas generales este es el equipaje básico, pero como afirma Paula Alonso Bahamonde en su libro “Asesoría en vestuario, moda y complementos”: “se debe prever la posibilidad de que surja una ocasión especial o una salida nocturna. Por ello, se recomienda llevar alguna prenda y complemento de un estilo más sofisticado y, en ocasiones, elegante”.

Y por cierto, jamás dejemos en casa nuestros buenos modales, estos nunca deben irse de vacaciones.

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