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Mi entrevista sobre derecho premial en La Verdad

El pasado mes de mayo el periódico La Verdad publicó la entrevista que el periodista Joaquín Andreu me realizó con motivo de la publicación de mi segundo libro, «Guía de protocolo y derecho premial civil» de la Editorial Síntesis. Si quiere puede leer la entrevista a continuación o pinchando aquí.

La imagen es de Alberto Aragón, del diario La Verdad.

Mari Carmen Portugal es una periodista que ha trabajado en diversos medios de comunicación locales y nacionales y también una experta en Protocolo y Ceremonial. Licenciada por la Universidad de Navarra y doctora en Dirección de Comunicación acaba de editar su segundo libro sobre dichas materias, ‘Guía de protocolo y derecho premial civil’ sobre las condecoraciones civiles españolas desde el punto de vista del ceremonial y el protocolo en el que analiza las órdenes y condecoraciones en las comunidades autónomas así como los honores y distinciones concedidos por los ayuntamientos.

– ¿Por qué una guía de protocolo?

– Por encargo de una editorial al ser profesora del máster en protocolo de la Uned, de la asignatura de derecho premial civil y ceremonial eclesiástico, para hacer una guía sobre estas materias. Primero ha salido este y a final de año el de ceremonial eclesiástico. Premial no es más que las condecoraciones que el Gobierno concede a los ciudadanos. Hay militares y civiles pero ahora se conceden a quienes han hecho méritos por un país.

– ¿Para que sirve este?

-Pues en principio para poner a cada uno en su lugar y darle el trato que le corresponde, siempre desde el ámbito oficial porque en el privado es cortesía, buenos modales, saber estar o como le queramos llamar y cada uno en él hace lo que le da la gana pero en el público en el momento en que hay autoridades se tiene que aplicar. No por la persona sino por el cargo que representa y debe estar regulado.

– ¿Qué formación debe tener un experto en esta materia?

– Hay másteres de postgrado y licenciaturas. Hay protocolo en derecho, en Historia, en relaciones públicas. No se asienta solo en un saber porque en todas las ciencias hay algo siempre de protocolo o en el ámbito de la vida. Hay grados desde el 2010 en varias universidades, entre ellas la Miguel Hernández. Hay una mezcla de denominaciones como también lo enganchan al concepto de organización de eventos para captar alumado.

-¿Un responsable de protocolo no e s una figura anacrónica?

-No, es una figura maltratada. Una d e las cosas que se les achaca desde otros ámbitos porque parece que va asociado a gasto y un gabinete de protocolo no tiene por qué suponer algo superfluo. Hace sus funciones como el de Tesorería y se dijera que este genera gasto. Lógicamente lo tiene pero no debe ser sinónimo de fastos porque uno oficial no solo es organizar eventos o ceremonias porque es necesario que regule tanto hacia el interior las instituciones como la imagen externa que se da de ellas. El protocolo es de la institución y no de la persona que la representa de forma temporal.

– ¿Qué recursos debe manejar quien se dedica a este ámbito?

– La formación es básica y saber estar pero sobre todo que cuando esté que no se le vea porque hay mucha gente que se dedica que se les ve más a ellos que a la persona para la que trabaja. Sobre todo lo que debe hacer es quedar bien con todas las personas que están en un acto. Quedar bien no es concederles todo lo que te piden. Es saber que en algunos casos tienes que decirle a alguien que ése no es su sitio y tener la jerarquía para hacerlo y que le corresponde otro. Es complejo sobre todo cuando se trata con responsables públicos que a veces no asimilan esos consejos porque entienden que es flexible en el mal sentido de la palabra y lo amoldan a sus intereses particulares. Por eso debería ocuparse el cargo por oposición y no como ocurre muchas veces como asesores designados. Es como el de comunicación. No puedes defender un buen trabajo si no tienes buena formación. Estos expertos son los que deben velar por la buena imagen de una institución y en política no lo han asimilado porque confunden la imagen y las relaciones de un partido con los de la institución. Protocolo es muchas cosas, un conglomerado de cosas, saber derecho, historia y otras materias. A veces se soporta al político de turno que quiere hacerse valer y querer sentarse donde quiere y hay que decirle que no, que no le corresponde porque si se sienta donde le apetece usurpa el lugar de otro y surgen los conflictos.

– ¿Es aplicable solo al ámbito público o tiene cabida en el privado o en el empresarial?

– Claro que lo hay en empresas sobre todo enfocado a las relaciones públicas, vender y gestionar las marcas. Empresas importantes los tienen porque tienen relaciones con las administraciones y es necesario también en ese ámbito privado para que las relaciones sean fluidas y los representantes de las mismas no queden en mal lugar o no lo hagan cuando tienen que recibir la visita de cargos públicos.

– ¿Hay legislación que lo regule o se tira más de la tradición?

– No está regulado por ley y los expertos dicen que debería estarlo porque solo están los decretos que regulan las condecoraciones y a nivel nacional. La del Toisón de Oro, la de Carlos III… Pero ninguna que las englobe a todas. Cada una va a su aire. Hay una laguna de ceremonial y protocolo que es necesario contemplar en el marco legislativo entre otras cosas porque hay algunos que están desfasados y luego regular bien los actos oficiales. Por otro lado las comunidades autónomas tiene cada una su potestad para regular sus honores y distinciones, sus reglamentos. Hay diputaciones que tienen y otras no, como ocurre con los ayuntamientos, que algunos poseen reglamentos mientras que otros carecen de ellos. Tienen potestad para hacerlo todas las administraciones.

– ¿Entonces se tira de tradición y es una mezcla lo civil con lo religioso?

– Es que la tradición y las costumbres en protocolo es ley. Y en derecho y más si es asimilada por el pueblo y sobre todo con el paso del tiempo. Se mezcla porque hay muchas ceremonias en las que conviven autoridades eclasiásticas y civiles y sí que hay esa mezcla.

– ¿El protocolo mal aplicado será causa de conflictos?

– Bien aplicado evita conflictos pero como se use mal los genera. Ha servido tanto para enconar relaciones como zanjar cuestiones polémicas. Es un arma de doble filo. Insisto en la profesionalidad porque a quien se le encomienda debe saber que se le pide la sutileza de saber estar a la altura de las instituciones para las que trabaja.

– ¿Y en tiempos de crisis salida laboral tiene porque hay varias universidades que imparten títulos sobre esta disciplina?

– Al estar enfocado más hacia el ámbito oficial y con la crisis que hay pues no hay salida. Donde primero se recorta es en representación y protocolo en las administraciones. No es que no haya demanda porque ese trabajo de representar a las instituciones debe hacerlo alguien pero se suprime siempre en este campo y en comunicación que son los primeros que pagan esa situación de crisis.

– Está muy en auge buscar la manera de contar con reglamentos de honores y distinciones pero sobre todo la retirada de estos a personas con conductas poco ejemplares.

– Pues un reglamento como Dios manda si regula cómo se conceden por la misma vía debe hacer lo mismo con la retirada. No es cuestión de levantarse un día y decir pues se lo quito a no sé quién. Debe haber una normativa que diga cómo se hace, no por las bravas, no por discrecionalidad política. Se puede tener razón o no para quitarlas, en eso no me meto, pero tienes que tener si quieres que vaya adelante la fundamentación con el propio reglamento. Y si no se puede porque ese reglamento no lo contempla pues se modifica este y luego se retiran como siguiente paso. No se pueden saltar pasos en instituciones oficiales sin normativa que regule todos estos aspectos con sensatez.

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