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Procesión del Santo Entierro de Cristo de Orihuela

Las calles, teatro de devoción

Durante la Semana Santa, las calles se transforman en un teatro de fervor religioso. En ellas, los traslados y las procesiones dan vida a una tradición arraigada desde tiempos inmemoriales en todo nuestro territorio nacional.

Desde la Edad Media, la calle ha sido más que un simple espacio físico, ha sido el escenario de los actores del poder y la autoridad, tanto política, militar como religiosa. En este contexto, la organización y el orden de los actos públicos adquieren una relevancia crucial, pues la imagen proyectada en las calles queda recogida en la mente y el corazón de la comunidad que observa.

La organización de las calles

Los profesionales del protocolo, conscientes del impacto que ejercen sobre los ciudadanos, dedican especial atención al meticuloso ordenamiento de las autoridades y personalidades durante estos actos. La Semana Santa, por lo tanto, no solo es un momento de devoción religiosa, sino también un escenario donde se moldea la percepción del liderazgo ante los ojos de la sociedad.

Pero la preparación de las calles va más allá de la mera logística. Se trata de un despliegue de arte y devoción que transforma el entorno urbano en un paisaje sagrado. Tapices elaborados, alfombras adornadas con motivos religiosos, cirios que iluminan la oscuridad, hierbas aromáticas que perfuman el aire, arcos florales que dan la bienvenida a lo divino, y banderas que ondean al viento como símbolos de fe y unidad.

Y en medio de esta majestuosidad, las aceras se convierten en palcos privilegiados desde donde los fieles pueden presenciar el paso solemne de las procesiones. Las sillas y los palcos se alinean como si fueran los asientos de un teatro esperando el inicio de la función. Pero aquí no se representa una obra de ficción, sino la representación misma de la Pasión, el sacrificio, la redención y la esperanza.

La Semana Santa no es solo una celebración religiosa. Se trata de un fenómeno cultural que trasciende fronteras y religiones. Es un recordatorio de la importancia de las tradiciones compartidas y de la capacidad de la fe para unir a diferentes comunidades.

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