Ser Comunicación

El Protocolo precisa del coraje

No había comenzado un buen día para mí: incertidumbre, desasosiego, miedo, desesperanza… Pero no es así como ha acabado gracias a dos sucesos imprevistos. El primero en el orden de sencuencia, un mensaje por LinkedIn de Agustín F. del Valle Pantojo preocupándose por mí, y el segundo las palabras del sacerdote Daniel Riquelme sobre los jóvenes en la sociedad actual. A los dos, ¡muchas gracias!

Y la jornada finaliza con esta entrada después de varios meses sin aportar nada al blog y con la palabra “coraje” retumbando en mi cabeza.

Coraje en su significado de valor, de esfuerzo en el ánimo. Una virtud que la juventud no la tiene desarrollada, de la que carece nuestra sociedad actual y cuya ausencia también está presente en el protocolo.

Vivimos actualmente la Cuaresma y son muchos los actos que las Juntas Mayores de Cofradías y Hermandades organizan para prepararla, antes y después del Miércoles de Ceniza.

Celebraciones como la presentación oficial del cartel anunciador de la Semana Santa o el Pregón oficial. En estos actos la presencia de autoridades políticas está asegurada, al igual que su protagonismo aunque no les corresponda a ellos.

Todos, los que nos dedicamos al protocolo, conocemos la norma de “quien organiza preside” y es nuestro deber indicárselo a aquellos que nos piden asesoramiento. Así lo hago cuando hablo con miembros de las juntas mayores quienes, en un primer momento, se sorprenden de que el alcalde no tiene que presidir su acto y, en un segundo momento, reconocen el sentido común que emana de dicha norma. Sin embargo, hay un largo camino del dicho al hecho y solamente se va a poder recorrer llenándonos de coraje.

Coraje para erradicar las malas prácticas en protocolo.

Coraje para ocupar el lugar que me corresponde.

En definitiva, coraje para defender el Protocolo de todos aquellos que dicen amarlo pero que lo debilitan por intereses ajenos al mismo protocolo.

©Portugal Bueno, 2018

 

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