El día 2 de enero se conmemora la Toma de Granada por los Reyes Católicos en el año 1492, último reducto musulmán en la península y su final se formalizó el 25 de noviembre de 1491 con las capitulaciones.
Ya han pasado 525 años de este suceso que a fecha de hoy se celebra en Granada como la fiesta de la Toma de Granada.
En este día se programan actos oficiales en la Capilla Real y el Ayuntamiento, donde se realiza la tradicional tremolación del pendón. La planificación de la festividad es, en líneas generales, la siguiente:
- 11.00: Formación del destacamento militar en la Plaza del Carmen
- 11.30: Salida de la Comitiva del Ayuntamiento a la Capilla Real para recoger las insignias reales.
- 12.00: Misa en la Catedral
- 13.00: Tremolación del pendón real en la Capilla Real.
- 13.30: Tremolación del pendón real en el balcón del Ayuntamiento en Plaza del Carmen.
Al finalizar los actos institucionales, se organiza un desfile de Moros y Cristianos que comienza en la Plaza Nueva y finaliza en la Explanada del Palacio de Congresos.
El Ayuntamiento de Granada señala el día 2 de enero, Festividad de la Toma de Granada, como fiesta laboral de la ciudad. Resulta gratificante comprobar cómo las instituciones oficiales conservan y valoran sus hechos históricos otorgándoles el carácter de acto oficial tradicional. Y lo hacen a través de los años y de los siglos, como recoge una publicación de 1885 de Antonio Joaquín Afán de Ribera titulada Fiestas populares de Granada, en donde se relata la fiesta del 2 de enero:
Y pocas festividades son tan populares como la presente. Y es porque tiene rasgos propios, escenas que todos los años se repiten y siempre parecen novedades, y un entusiasmo sin límite en todas las clases sociales, que recuerda los tiempos de los grandes sacrificios y de los grandes héroes.
Cuando á las doce del día primero del año, desde los balcones de las Casas Consistoriales, tremola el regidor decano, el glorioso estandarte á los gritos de «Granada por los ínclitos Reyes Don Fernando V de Aragón y D.ª Isabel I de Castilla»; respondiendo el pueblo con ruidosas aclamaciones, no hay un corazón que no lata entusiasmado ante el recuerdo de nuestras glorias nacionales.
Y después, en la magnífica Catedral, al conmemorarse en solemne función religiosa el dos de Enero; entre el apiñado concurso de fieles, al narrar el elocuente sacerdote lo que consigue la fé cuando se arraiga en las almas, y las proezas de aquellos memorables guerreros que con la roja cruz del Redentor en los escudos, realizaron la sublime epopeya, también las lágrimas acuden á los ojos, pero llanto de alegría, bálsamo purísimo de inexplicable satisfacción.
(…) Por eso, el día de la Toma, es una gran fiesta granadina, que respetan y ensalzan, todos los partidos político que con tanta frecuencia se suceden en el poder; guiones al cobijarse bajo el sacro pendón castellano bordado por aquella Reina Católica, madre verdadera de sus vasallos, y cuya memoria será siempre colmada de bendiciones, son únicamente españoles que se enorgullecen en descender de los guerreros que desde la montaña de Covadonga, vertieron durante siete siglos su sangre generosa, hasta obligar al desdichado Boabdil á entregar las llaves de su corte musulmana, y á lanzar el tristísimo adiós, en el histórico Suspiro del Moro.
Reitero mi satisfacción y aplaudo a las instituciones oficiales que honran su pasado y sus hitos sin avergonzarse de ello. Y, también, me agrada comprobar cómo el protocolo colabora y ayuda a que nuestra historia se mantenga viva y fiel, preservándola de adulteraciones y engaños.
La fotografía que ilustra esta entrada está recogida de la web granadadigital.es