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Crecieron las presiones a periodistas en España en 2016

La Asociación de la Prensa de Madrid ha hecho público su Informe anual de la profesión periodística en España.

Una de las conclusiones a las que llega la asociación con el informe es que la profesión periodística ha cambiado ya que «la información se genera y se elabora de una forma distinta, con más medios técnicos, con nuevos elementos y lenguajes». Asimismo, esta información se distribuye de otra forma debido a que «los receptores disponen de nuevos canales y terminales».

En referencia a la redacción de contenidos, se afirma que esta se organiza de maneras diferentes aunque «guiadas por el principio «Lo digital, lo primero», y disponen no solo de periodistas, sino también de otro tipo de profesionales, como programadores, estadísticos, sociólogos o ingenieros. «Incluso han caído las murallas que delimitaban la «Iglesia» (redacción) y el «Estado» (gestión y comercial)». Por todo esto, en la actualidad a los periodistas se les reclaman nuevas habilidades profesionales.

Sobre los fotógrafos de prensa y los camarógrafos, la mayoría de ellos, el 63,9%, trabajan como autónomos, frente al 35,1% que están contratados por alguna empresa. En el caso de los profesionales de la imagen contratados, son los diarios en papel los que se llevan un porcentaje mayor, el 40,9%, mientras que entre los autónomos, son las agencias de noticias las que cuentan con más fotógrafos y cámaras en régimen de colaboración, el 51,3%.

Por lo que se refiere al trabajo cotidiano de fotógrafos y cámaras autónomos, se trata de un colectivo que actúa con un cierto margen de libertad; lo más frecuente (56,4%) es recibir una orientación del medio sobre el encargo y luego dar libertad sobre su desarrollo y ejecución, pero también es relevante la cifra de quienes declaran tener una libertad completa para desarrollar su trabajo (43,6%).

La censura.
Las cuestiones referidas a la independencia en el desempeño profesional «están íntimamente ligadas a la libertad a la hora de desarrollar el trabajo y, por tanto, a la existencia o no de presiones». Por anteriores ediciones de este informe se sabe que «en este aspecto, la situación en nuestro país dista de ser buena, e incluso puede percibirse que empeora año tras año».

Según los datos proporcionados por el Informe anual de la profesión periodística 2016, «las presiones aumentan, y si en 2012 había un 25,1% de profesionales que manifestaban no haber sido nunca presionados para alterar partes significativas de su trabajo, este año, ese porcentaje ha descendido 4 puntos».

Las consecuencias de no ceder a las presiones son: el despido (20,2% de los casos), el ser relegado en la asignación de trabajos (48,6%) y otras sin especificar (31,2%). Entre las razones que aducen mayoritariamente los periodistas contratados por un medio para ceder a las presiones se encuentran el miedo y las represalias: 52,9%, porcentaje que aumenta al 63,3% en el caso de los periodistas autónomos.

En cuanto a la autocensura, el 57,2% de los periodistas contratados reconoce practicarla, frente al 58,5% de los autónomos.

En general, las presiones sobre el periodista proceden de personas cercanas a la propiedad o gestión del medio, pero no es infrecuente que provengan también del ámbito de los profesionales de la comunicación corporativa.

El paro.
En cuanto al paro registrado en el año 2016, se ha producido «un descenso significativo, ya que el número de profesionales en esta situación se redujo un 9,1% hasta los 7.890». El informe destaca que el número de mujeres periodistas en paro es sensiblemente mayor que el de los hombres, aunque se constata que el desempleo ha descendido más entre ellas que entre ellos.

Las Comunidades Autónomas que más paro concentran son Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid.

En el año 2016 se detecta un crecimiento de los periodistas autónomos en referencia a 2015, y dentro de los autónomos la figura más habitual es la del que colabora con varias empresas.

Los salarios.
El nivel medio de ingresos en relación al sexo, tanto en periodismo como en comunicación, los porcentajes de mujeres son más altos en los niveles salariales por debajo de los 2.000 euros mensuales y, descienden por encima de esta cantidad, entre los 2.000 y 3.000 euros.

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