Cuando la cátedra de san Pedro queda vacante, la atención del mundo se dirige al Vaticano. Pero detrás de la emblemática fumata blanca hay un protocolo protagonizado por un cuerpo muy específico de ministros: los cardenales electores. Actualmente, 133 cardenales tienen la responsabilidad de elegir al nuevo Papa, dentro de un Colegio Cardenalicio compuesto por 252 miembros en total.
Pero, ¿cómo se organiza este grupo de cardenales dentro del cónclave? ¿Qué determina su lugar en un momento tan crucial para la Iglesia?
Tres órdenes, un solo Colegio
El Colegio Cardenalicio se estructura en tres órdenes jerárquicas:
- Orden episcopal: incluye a los cardenales que tienen asignada una Iglesia suburbicaria (diócesis cercanas a Roma) y a los Patriarcas orientales incorporados al Colegio.
- Orden presbiteral: compuesta mayormente por cardenales que son obispos diocesanos y otros cardenales.
- Orden diaconal: formada por cardenales que no son obispos diocesanos y que sirven habitualmente en la Curia Romana y que, tras diez años, pueden optar por acceder al orden presbiteral.
Además, existen tres cargos destacados en el Colegio Cardenalicio. El decano, quien ocupa la presidencia; el subdecano, quien sustituye al primero; y el protodiácono, el más antiguo del orden de los diáconos.
Es importante recordar que el decano y el subdecano no tienen autoridad sobre los demás cardenales, son primus inter pares, primeros entre iguales.
Criterio de ordenación
El lugar que cada cardenal ocupa en el cónclave no es aleatorio. Las constituciones apostólicas como Universi Dominici Gregis (de san Juan Pablo II) y Pastorale officium (de Clemente XII), así como el Código de Derecho Canónico, regulan el orden de precedencia.
El criterio general es la antigüedad en el orden episcopal. Es decir, no importa tanto cuándo se fue nombrado cardenal, sino cuándo fue consagrado obispo.
Casos especiales: de diácono a presbítero y los cardenales in pectore
Una particularidad interesante es la del cardenal diácono que accede por opción al orden presbiteral, precede a todos los cardenales presbíteros creados después de él.
Otro caso curioso es el de los cardenales nombrados in pectore (es decir, en secreto por el Papa). A efectos de precedencia, se toma en cuenta la fecha en la que el Pontífice reservó su nombre, aunque este no se haya hecho público en ese momento.
En resumen, cada cardenal tiene su lugar en el Colegio Cardenalicio y, por supuesto, en el cónclave. Esta precedencia viene marcada por el criterio de la ordenación por antigüedad.
Y, atendiendo a la ordenación jerárquica de los cardenales electores del Sucesor de San Pedro de 2025, se encuentran 5 cardenales episcopales, 108 cardenales presbíteros y 20 cardenales diáconos.
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