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La Torre de Hércules de A Coruña es Patrimonio de la Humanidad y su nombre corresponde al hijo del dios Zeus surgido de su relación con una humana, Alcmena. Esta leyenda es la base de la obra Anfitrión de Tito Plauto, y es la primera vez que aparece este nombre, en esta ocasión como nombre propio del Rey de Tirinto, esposo de Alcmena.
Tienen que pasar alrededor de dos mil años para que se vuelva a encontrar el nombre propio de Anfitrión. Fue Moliére quien lo recupera adaptando la comedia de Plauto a una obra de teatro, en la cual Moliére afirma que: «El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar». Y como tal, unas de las principales funciones de un anfitrión hacen referencia al recibimiento y a la despedida.
Precisamente, en el ámbito del adiós se celebró el homenaje a Monseñor Rafael Palmero en la Concatedral de San Nicolás de Alicante. Un acto que fue definido por él mismo como “una misa de Acción de Gracias y no de despedida”. Rafael Palmero fue nombrado Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante por el Papa Benedicto XVI el 26 de noviembre de 2005. Tomó posesión de la sede episcopal el 21 de enero de 2006 y, tras la toma de posesión de Jesús Murgui Soriano, pasará a ser Obispo Emérito de Orihuela-Alicante.
En la homilía de la Santa Misa de despedida, Monseñor Palmero, tuvo palabras de sentido agradecimiento para todos los diocesanos por el afecto recibido durante este tiempo y pidió a la comunidad cristiana recibir con el mismo cariño al nuevo Obispo, Monseñor Jesús Murgui Soriano: “Quered al nuevo obispo don Jesús tanto o más de lo que me habéis querido a mí» expresó.
Por su parte el Vicario General de la Diócesis, Francisco Conesa, fue el encargado de dedicarle unas palabras de despedida y agradecimiento a Rafael Palmero. “Durante estos seis años y medio ha sido para nosotros tanto guía como compañero de camino. Como pastor bueno, se ha puesto al frente del pueblo de Dios de Orihuela-Alicante, marcando el paso con sus directrices pastorales, sus escritos y homilías y con su infatigable trabajo. Han sido años de fecundas iniciativas pastorales tanto en el cuidado de la familia y la educación como en la promoción del laicado, en la atención a la vida consagrada, en la cercanía a los sacerdotes y la puesta en marcha de iniciativas sociales para la atención a los más desfavorecidos. En estos años ha sido para nosotros verdaderamente padre, que es nombre que corresponde al Obispo, como dijo San Ignacio de Antioquía” afirmó Conesa.
Monseñor Rafael Palmero fue obsequiado con un cuadro con su imagen llevado a cabo por el pintor alicantino Chimo Pérez. “Este cuadro nos servirá para recordarle como un Obispo de la Eucaristía, que quiso y supo transmitirnos su amor y veneración al Señor Sacramentado” declaró el Vicario General.

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