Esta mañana al abrir las páginas digitales del Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al día de hoy, me he encontrado en sus Disposiciones generales la siguiente anotación: Código de conducta de los miembros del Parlamento de Cataluña. La curiosidad me ha invadido y he abierto el anuncio para conocer cuáles son los códigos de conducta que los parlamentarios catalanes deben cumplir si no quieren ser sancionados.
Por si hay alguna duda, el Diccionario de la Lengua Española define conducta como la «manera con que los hombres se comportan en su vida y acciones.»
Antes de dar a conocer ese código en la norma, en su preámbulo se afirma que «los códigos de conducta se han visto muy a menudo como meras declaraciones programáticas, no se han percibido como verdaderas reglas obligatorias de conducta y con unas garantías efectivas de control y exigencia.» Entiendo que el comportamiento educado y adecuado en la situación y ambiente concreto del parlamento no es ni obligatorio ni exigible. Es como un traje que uno se puede quitar o poner conforme le venga en gana. Es como esas series en las que el poli se quita su placa para dar una paliza a un desgraciado.
Ya entrando en materia, quiero destacar unos principios generales de actuación que los diputados del Parlamento de Cataluña deben cumplir bajo pena de multa.
Artículo 4. Integridad y honestidad.
1. Los diputados del Parlamento deben ejercer siempre sus atribuciones con integridad y honestidad, velando para no incurrir en ningún conflicto de intereses ni en ningún otro tipo de situación que pueda condicionar indebidamente el ejercicio de su cargo representativo
Artículo 7. Actitud ejemplar.
2. Los diputados del Parlamento deben mantener en todo momento una conducta respetuosa con los demás diputados y con los ciudadanos, y una actitud escrupulosa y ejemplar de acuerdo con el principio de igualdad sin discriminación por razón de género, orientación sexual, creencias, ideología, origen o condición social, etnia, lengua o cualquier otra. Este comportamiento debe implicar siempre la utilización de un lenguaje adecuado, así como un sistema de relación fundado en la interacción constructiva, cordial y dialogante con todas las personas y todos los colectivos sin exclusión.
3. Los diputados del Parlamento deben tener un trato adecuado y respetuoso con todas las personas que prestan servicios en el Parlamento. Este trato debe respetar siempre los derechos que los Estatutos del régimen y el gobierno interiores reconocen al personal al servicio del Parlamento.
En definitiva, yo pensaba que el ser íntegro, honesto y llevar una vida ejemplar es la meta que todo ser humano, que todo ciudadano de bien, aspira a alcanzar por satisfacción y voluntad propia. ¡Ingenua de mí!