La imagen de unas manos descuidadas nos da cierta información sobre esa persona. Si además, su trabajo conlleva que sus manos estén constantemente a la vista de su clientela, ese descuido es imperdonable.
El otro día, durante el almuerzo en un restaurante, la mesa fue servida por una camarera cuyas manos invitaban al comensal a levantarse de la silla e irse. Las uñas, maquilladas en negro, estaban descuidadas y con el esmalte desconchado. La información, y sensación, que esta mujer emitía a su alrededor era de suciedad y asco.
El primer periodista gastronómico de la historia, Grimod de la Reynière, escribió en su “Manual de Anfitriones y guía de golosos“: “De todas las profesiones, cuyo objetivo es la satisfacción de nuestro apetito y el máximo disfrute el arte alimenticio, la de mayordomo es la que exige una mayor reunión de cualidades, virtudes y conocimientos”.
Los clientes de la hostelería no buscan solamente degustar una buena comida, sino también, disfrutar de un ambiente agradable y ser objetos de un trato exquisito, o por lo menos, educado. El ser tratado con educación y esmero puede situar en un segundo plano una comida mediocre; sin embargo, una buena cena puede acabar en los tribunales por la falta de profesionalidad en el servicio. El cómo atender una mesa, al igual que organizarla, es esencial para el correcto desarrollo de la actividad que ahí se va a realizar. Y a esto hay que sumar la profesionalidad y la buena imagen de los camareros.
El profesional de la hostelería debe responder a una serie de características físicas, intelectuales, profesionales y morales. Entre las aptitudes físicas se encuentra la buena presencia, ya que el empleado de hostelería debe cuidar su aspecto. En el caso de los hombres, estos deben estar bien afeitados, con el pelo arreglado y con el uniforme y los zapatos limpios. Las mujeres, al igual que lo enumerado para los hombres, deben ir bien maquilladas, si es discreto mejor. En ambos sexos es imprescindible que muestren unas manos impecables, con una manicura bien realizada. Si las mujeres quieren llevar las uñas maquilladas, el esmalte debe ser discreto y en tonos suaves. En definitiva, los profesionales del sector hostelero deben dar imagen de limpieza total.
La educación en hostelería es algo más que los conocimientos de las viandas y de los caldos. El verdadero protagonista de la hostelería es el ser humano, razón de ser de la existencia de este arte, por lo que es imprescindible educar en las buenas maneras, en el protocolo social que se desarrolla alrededor de una mesa.