Actualmente, en determinados medios de comunicación es difícil diferenciar la información de un producto o servicio de la publicidad de dicho producto, sobre todo porque quien informa del mismo es el propio periodista. Esto está sucediendo en la radio y, también en la televisión con la imagen del periodista de moda. Se puede nombrar a Sara Carbonero, Matías Prats, David Cantero, Susanna Griso y Olga Viza.
Para la periodista Nativel Preciado no hay que confundir el prestigio de un periodista con el de un vendedor de publicidad y reconoce que es “una tarea titánica” evitar que los profesionales del periodismo ejerzan como agentes publicitarios. “La última oferta que he desechado es de una marca de coñac. Es mucho dinero lo que te ofrecen, la tentación llega”, ha confesado esta periodista y escritora española.
El Laboratorio de Periodismo de la Asociación de Prensa de Madrid (APM) ha declarado que es contrario a que se mezcle información y publicidad, y sobre todo muestra su rechazo a los casos de informadores que prestan su credibilidad a una marca para hacer publicidad. “Los periodistas o supuestos periodistas que trasladan su credibilidad como prescriptores más allá de la información a un producto comercial incurren en la degradación más absoluta que puede alcanzar la profesión periodística”, afirma el catedrático de Periodismo en la Universidad de Málaga, Bernardo Díaz Nosty quien aseguró que si no se separa la información de la publicidad los medios de comunicación seguirán perdiendo su principal activo: la credibilidad.
En este sentido hay que recordar que el artículo 18 del Código Deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) recoge que: “A fin de no inducir a error o confusión de los usuarios, el periodista está obligado a realizar una distinción formal y rigurosa entre la información y la publicidad”, por lo que es éticamente incompatible el ejercicio simultáneo de las profesiones periodísticas y publicitarias.
En base a lo expuesto la tercera sesión del Laboratorio de Periodismo de la APM publicó las siguientes conclusiones:
– El Laboratorio de Periodismo de la APM es absolutamente contrario a que se confunda publicidad e información.
– El Laboratorio se opone claramente a que los anuncios contaminen los informativos, últimos residuos existentes de información pura en la televisión.
– No se duda de la publicidad como sustento de los medios, sino de los periodistas que aumentan sus ingresos por esta vía y de los editores que se dejan someter por los anunciantes.
– Preocupa mucho la influencia de estas prácticas en la calidad de la información.
– Aunque la sociedad termine por acostumbrarse a ver a periodistas vendiendo productos, el Laboratorio no debe ceder en la defensa de los principios éticos y deontológicos.
– Existe una tendencia mayor a mezclar publicidad e información debido a la crisis económica actual.
– Hoy en día, la principal preocupación que tienen los periodistas es conservar el puesto de trabajo (o buscarlo). Esta situación la están aprovechando las empresas editoras y los anunciantes para ejercer mayores presiones en los periodistas.
– El artículo 18 del Código Deontológico de la FAPE está en la esencia del periodismo. Es necesario difundir mejor tanto el código, que debe ser adaptado progresivamente a las circunstancias de cada época, como las resoluciones de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE.
Para Nativel Preciado “desde el momento en que un director de una cadena de televisión dijo que los contenidos de su cadena son meros soportes para vender publicidad, es muy difícil luchar contra esta tendencia”. Sin embargo, también existen periodistas que se niegan “en redondo a hacer publicidad personalmente en su programa de radio y separó clarísimamente los espacios publicitarios de sus intervenciones”, comenta Preciado refiriéndose a Iñaki Gabilondo.