La Santa Sede es una institución con personalidad jurídica e internacional sustentada en dos aspectos básicos:
- Como máxima representación de la Iglesia católica que ejerce la dirección espiritual de los católicos del mundo.
- Como Estado con una soberanía temporal, la Ciudad del Vaticano.
En consecuencia, el sumo pontífice es la cabeza visible de la Iglesia católica y el soberano temporal de la Ciudad del Vaticano.
El poder de la Santa Sede se halla descrito en el Código de Derecho Canónico, concretamente en su cano 361:
Bajo el nombre de Sede Apostólica o Santa Sede se comprende no solo al romano pontífice, sino también, a no ser que por su misma naturaleza o por el contexto conste otra cosa, la Secretaría de Estado, el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, y otras instituciones de la curia romana.
La Secretaría de Estado
En referencia a la Secretaría de Estado, esta se encuentra dividida en dos secciones:
- Sección de Asuntos Generales.
- Sección de Relaciones con los Estados.
La sección de Relaciones con los Estados tiene como función atender los asuntos que se han de tratar con los gobiernos. En líneas generales, desempeña funciones similares a las de cualquier presidencia de Gobierno, como pueden ser tareas de política exterior a través de las embajadas y los diplomáticos.
Y, en este marco, otra de las acciones que está capacitada para realizar es la de mediador en conflictos, tal y como explico en el artículo La diplomacia pontificia.
La Sede Apostólica, tal y como explica el experto en ceremonial religioso, Enrique Somavilla Rodríguez, lucha «incansablemente en la defensa de la dignidad de la persona, por la libertad religiosa, por la cooperación al desarrollo, al derecho de la cultura y sus derechos, a la protección del patrimonio histórico, al derecho a la paz y los refugiados».
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