Las normas de protocolo social aplicadas en los actos privados atienden a cuatro criterios bien concretos:
- La edad: la mayor edad prevalece sobre la menor.
- El sexo: el sexo femenino precede al masculino, evitando siempre actos de distinción que impliquen una consideración despectiva hacia la mujer.
- El estado civil: el estado civil, combinado con la edad, determina una jerarquía y un orden de prelación. Por ejemplo, la persona casada prevalece sobre la soltera.
- El parentesco: el parentesco entra en juego en los actos sociales familiares, y cuanto más próximos, mayor precedencia.
Lo importante en protocolo social es saber quién es la persona que protagoniza el acto y, en relación a ella, quién es el invitado y no qué hace. En este último caso estaríamos hablando de protocolo oficial, empresarial o deportivo.
El sexo y el estado civil en protocolo social.
Una norma práctica para establecer la prelación de los invitados en un acto social corriente podría ser la que se deriva de este orden: señoras casadas/solteras y señores casados/solteros. Y dentro de este orden, en cada grupo entrará en juego, para tomar una decisión, la edad y las distinciones honoríficas. Hasta qué punto debe primar cada uno de estos dos últimos criterios es problema que debe resolver el sentido común, teniendo en cuenta las circunstancias especiales que concurran en cada caso, pero recordando siempre que:
- Sólo en casos muy excepcionales, como una personalidad pública de gran consideración, un caballero puede preceder a una dama.
- Las señoras casadas asumen el rango de sus maridos, pero no al revés. Sin embargo, en la actualidad esta norma está empezando a ser recíproca.
- Las mujeres solteras pasan después de las casadas, siempre que no posean un específico cargo propio.
- Cuando participen en un acto mujeres en función de su labor pública, profesional o empresarial, se le debe dar el puesto que le corresponda por su cargo.
El parentesco en protocolo social.
En principio, el orden de prelación, con independencia del sexo, es siempre el siguiente: padre y madre, hijos, hermanos, nietos (si son mayores de edad), tíos, sobrinos, biznietos (si son mayores de edad) y primos. Esta regla debe completarse con la que ordena a los parientes iguales entre sí. Por ejemplo:
- Los hijos e hijas se ordenan por orden de edad.
- Los hijos e hijas políticos se rigen por el orden de sus respectivos cónyuges.
- Los hermanos se ordenan por orden de edad.
- Los nietos se organizan por orden de edad de sus padres y, entre ellos, por edad.
- Los tíos se acomodan por orden de edad.
- Los sobrinos se ordenan por el orden de sus padres y, entre ellos, por edad.
El sentido común en protocolo social.
Nunca hay que dejar de lado la coherencia y el sentido común cuando se elabora una lista de invitados y su situación en la mesa, porque:
- No deben sentarse juntas personas enemistadas.
- No deben sentarse juntas personas intolerantes.
- Deben sentarse juntas personas que tengan algo en común.
Por desgracias, a veces se cae en estos errores, simplemente por no dedicar un poco de tiempo a conocer a los invitados y a situarlos de la mejor manera posible, atendiendo a sus necesidades, forma de ser, gustos, profesión, etcétera.
Es muy fácil quedar bien con todos tus invitados, simplemente hay que pensar un poco en ellos.
©Portugal Bueno, 2017