Enseñar buenos modales a los niños del ciclo de Educación Infantil del Colegio Diocesano Santo Domingo, de Orihuela, tiene su recompensa. ¡Ochenta besos!
Los alumnos de tres, cuatro y cinco años, que se quedan a comer en el colegio, han comenzado su programa “Yo sé … buenos modales”. Se trata de una iniciativa organizada por la Asociación de Madres y Padres del Colegio Diocesano Santo Domingo. El objetivo es educar a los niños del comedor en los buenos modales en la mesa.
Ponerte delante de unos niños, por primera vez, para hablarles sobre buenos modales, como es mi caso, no ha resultado nada fácil. Sobre todo, cuando se tiene en mente una afirmación que leí en un libro y que decía que “para poner a prueba a los buenos oradores, meterlos en un acto con varios niños, si se van, es que todavía no es muy bueno”. Creo que la cita es de Roberto García Carbonell.
Conmigo ningún niño se levantó y se fue, simplemente porque las monitoras no les dejaban. Sin embargo, sí que preguntaban cuándo podían salir al patio a jugar. ¡Pobrecitos! En ese momento me venía a la mente todo lo leído sobre los “públicos cautivos”.
En definitiva, estuve compartiendo alrededor de diez minutos con ellos explicándoles las razones por las cuáles debemos bendecir la mesa cuando nos sentamos a comer. Lo mejor fue el final, ya que todos, absolutamente todos, me dieron un beso y, por cierto, ¡ninguno se hizo de rogar!
