No es raro encontrarse a personas que están ejerciendo una profesión por pura casualidad y, lo mejor de todo es que disfrutan y tienen éxito. Se trata de la conocida expresión: “Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno”. Algo parecido le ocurrió en su día a Jesús Toboso Ramón, médico odontólogo y director científico de Eckermann Laboratorium. Jesús Toboso se inició en el mundo de las conferencias por gusto y por ciertas coincidencias. Sin embargo, estoy segura que en aquel entonces, hablamos del año 1995, ni se imaginaba su repercusión actual como conferenciante en el mundo de la implantología y cirugía dental.
El fundador de Eckermann Laboratorium no concibe impartir una conferencia sin tener un mensaje claro que compartir con el público. Además de poseer esa información clave, Jesús Toboso disfruta compartiéndola con sus oyentes. La combinación de estos dos elementos son los que otorgan éxito al conferenciante: conocimiento y pasión.
Jesús, ¿por qué comenzó a dar conferencias?
En el ambiente profesional médico-farmacéutico en el que me muevo por mi condición de médico y odontólogo, son muy frecuentes las reuniones y congresos donde intercambiamos experiencias y nos ponemos al día. Yo, desde el principio de mi actividad profesional, me implique activamente en las sociedades científicas de mis especialidades, llegando a tener la responsabilidad de ser el vicepresidente del comité organizador de dos congresos internacionales de la Sociedad Española de Implantes dentales. Esa implicación y las relaciones con los compañeros, dieron lugar a mis primeras conferencias en el ambiente de Congresos y reuniones donde preparaba temas clínicos fundamentalmente y los exponía. Con la experiencia y el paso de los años, he experimentado una gran satisfacción al comprobar que los temas que yo comunico, son de interés y utilidad para otros compañeros y que les aporta recursos para su trabajo cotidiano.
Durante todo este tiempo y gracias a su experiencia ¿qué es lo que le ha enseñado la práctica en materia de oratoria?
Son ya muchos años en los que he tenido la oportunidad, de experimentar las sensaciones tan particulares de tener un público delante, dispuesto a escucharme. Lo que he aprendido en esa experiencia es interpretar como está la situación en cada momento, y a utilizar recursos para no sentirme incomodo y mantener el interés de la audiencia. En las conferencias de congresos médicos-farmacéuticos es muy importante el apoyo de audiovisuales para explicarte. “Una imagen vale más que mil palabras”. Hay que dedicarle tiempo a la preparación del material y hay que ser exigente con la calidad de las fotos, radiografías, gráficos, textos, etc.
Considero que el orador no tiene que ser conformista con las condiciones de la sala. Me explico, por ejemplo, la iluminación de la sala. En el momento de la presentación tiene que ser alta, pero una vez que se pasa a la exposición, con el fin de ver con la máxima calidad las imágenes y radiografías, la iluminación de la sala ha de ajustarse.
Puede darse el caso que la audiencia por alguna razón no guarde silencio o no mantenga la atención adecuada, en ese momento el orador, más que tener prisa por pasar rápidamente el momento, tiene que tener recursos para conseguir, con mucha educación, el ambiente adecuado, es una forma de darle importancia a tu mensaje. Al tomar la palabra, después de las presentaciones, hay que hacer los agradecimientos de cortesía adecuados pero a mi juicio sin excederse en el tiempo.
Otro aprendizaje que me ha dado la experiencia en la oratoria es que casi nunca es bueno recurrir a temas muy emotivos o familiares muy personales. Es una tentación para muchos oradores. Sobre todo en pregones y presentaciones populares suelen recurrir a menciones de padres fallecidos o comentarios que te hacen sucumbir a la emoción y pasar un mal rato. Yo soy partidario de evitar esas situaciones o tener un control garantizado.
¿Y qué ha aprendido sobre el público?
El público en general es exigente y valora el tiempo que dedica a escuchar pero también es agradecido, cuando consigue satisfacción y tiene la sensación de haber aprovechado el tiempo. Lo que he aprendido sobre el público que te escucha es a entender sobre todo el lenguaje corporal. La actitud en su forma de estar sentado, la atención, el asentimiento con la cabeza demostrando que sigue el tema. Un orador experimentado tiene que saber interpretar estos detalles, para que si detecta falta de atención, bostezos, etc., imprimir cambios en el tono de voz para evitar la monotonía o lanzar una pregunta a la sala para implicar al personal, teniendo en cuenta que el siguiente paso al desinterés es el abandono de la sala de algunas personas y, eso si que molesta mucho y te puede descentrar de tu ritmo.
¿Qué principal característica tiene que tener un conferenciante para que atraiga la atención del público?
A mi juicio lo principal que tiene que tener un orador es un mensaje importante que comunicar. Considero que esos oradores que tienen que rellenar un determinado tiempo hablando sin decir nada concreto, ni interesante, es insoportable. Esta práctica es frecuente entre los políticos.
Para atraer el público en principio y por respeto es importante el aspecto personal yo le doy importancia a un aseo personal correcto, los zapatos y la corbata. Una vez destacadas estas cosas básicas sobre todo el tener un mensaje que comunicar. Para atraer la atención del público y mantenerla es muy importante la voz, el tono, los tiempos, los silencios, la posición del orador y desplazamientos en la tarima si se pueden realizar.
En la preparación del material para la conferencia, hay que ser cuidadoso. Si es necesario dedicar un tiempo a un tema de mucha densidad, después hay que compensar con algo donde no haya que estar tan concentrado.
Carnegie, en uno de sus libros, cuenta como un alumno declaró que “dos minutos antes de comenzar preferiría que me dieran de latigazos antes que empezar, pero dos minutos antes del final, preferiría que me pegaran un tiro antes que concluir”. ¿Le pasa a usted lo mismo?
Actualmente no. Es cierto que las primeras experiencias de hablar en público, los primeros minutos son los más complicados. El corazón se acelera y retumba en el pecho. La voz parece que se encoje y no quiere salir. Por eso es recomendable planificar, al principio de la conferencia algo fácil que te ayude a romper el hielo y cuando se coge ritmo todo es más cómodo.
En cuanto al final tampoco experimento esa sensación de pegarme al atril, porque normalmente en las conferencias hay un tiempo previsto de intervención y la preocupación más habitual es que tengas oportunidad de comunicar cómodamente todo lo que has preparado. Aunque, he de reconocer que es muy satisfactorio percibir que tu conferencia se acaba y el auditorio está atento y aguantaría un rato más aun estando todo el mundo cansado.
Jesús Toboso Ramón lleva desde el año 1995 recorriendo España impartiendo conferencias y para él la temporada alta de las ponencias es el otoño y la primavera. Si es que hasta para la oratoria es necesario buscar las estaciones adecuadas y, el resto dedicarlo al reciclaje y a la preparación.