Las declaraciones realizadas por Carolina Herrera con motivo de la presentación de su libro sobre sus 35 años en la moda no han dejado indiferente a nadie, sobre todo la afirmación de que «no hay nada que envejezca más que vestirse de joven».
Creo que no le falta razón, pero esto es una apreciación mía personal no profesional. Considero que igual de extraño resulta que una niña se vista como una mujer adulta como que esta se vista de adolescente.
Otra de las afirmaciones comentadas en diferentes medios y redes sociales ha sido la siguiente: «Lo peor de la moda ahora son las mujeres que salen casi desnudas». Y aquí vuelvo a estar de acuerdo con la diseñadora.
Al igual que una persona debe ser coherente con lo que dice, también debe serlo con su edad tanto en comportamiento como en imagen.
La coherencia es la conexión, la relación de unas cosas con otras. Y esta unión otorga autenticidad y originalidad, en el sentido de que no hay otro igual.
Pero si nos centramos en la imagen externa, en la vestimenta, cuando una niña o una mujer se visten con los roles cambiados lo único que pretenden es engañar, y lo mismo ocurre con el sexo masculino, ya que esto no depende del género sino del comportamiento.
Esto no tiene nada que ver con el estilo que es la suma de todos los elementos que conforman la imagen externa de un individuo: maquillaje, peinado y vestuario. Conforme vamos creciendo y madurando en nuestra forma de ser, también es posible que vayamos adquiriendo diferentes estilos. La malo es cuando en un estilo adquirimos un perfil de 18-28 años teniendo realmente de 45 hacia adelante, por establecer una baremación.
Sobre este asunto también habla Brenda Chávez en su libro El libro rojo del estilo. Destaco el siguiente párrafo:
Está claro que cuando un o una madura desea parecer más joven que su edad biológica pero seguir las tendencias al pie de la letra y llevar ropa de los/las veinteañeros/as, no es la solución, es más: agrava el problema. La manera de refrescar el look es ser fiel a lo que te queda bien e introducir color o accesorios con un aire juvenil sin pasarse; hay una línea fina entre querer parecer más joven e ir disfrazada/o de joven.
Junto a estas reflexiones Brenda Chávez también nos da, a las mujeres de envidiable edad, unos consejos:
- Elegir buenos tejidos y colores ricos como el burdeos, tierra, ocres, caquis, dorados, blanco, negro y el gris.
- Dentro de las tendencias, elegir accesorios con un aspecto más desenfadado.
- Los pantalones masculinos rejuvenecen.
- El cuello descolgado es fácil de disimular con cuellos vueltos mao, cuellos chimenea, fulares o bufandas sobre un abrigo.
- Los brazos descolgados también tienen fácil solución gracias a las mangas que tapan la zona problemática, las transparencias, chaquetas de manga corta y boleros con vestidos o camisolas de tirantes.
Quizás parezca que al llegar cierta edad se nos impone una seriedad en el vestir, pero nada más lejos de la realidad, sobre todo si tu temperamento es alegre y risueño. Como dice Brenda Chávez: «Con la edad no está prohibido jugar con la ropa, al contrario, es fundamental. Pero ya no se trata de un juego de adolescentes, lo quieras o no has pasado a la liga de los expertos en uno mismo».