Urbi et Orbi, una frase en latín que se traduce como «a la ciudad (de Roma) y al mundo», es una fórmula de bendición papal que ha perdurado durante siglos. Esta bendición se ha convertido en una tradición sagrada que se lleva a cabo en la Navidad y en el Domingo de Resurrección en la Basílica de San Pedro, en Roma.
En esta Semana Santa, el papa Francisco pronunciará esta bendición el domingo, 9 de abril, desde el balcón central de la Basílica Vaticana a las 12 de la mañana.
La historia detrás de esta fórmula de bendición se remonta al Imperio Romano y su testigo lo encontramos en la Basílica de San Juan de Letrán, la primera iglesia catedral construida en la Roma del emperador Constantino en el siglo IV. En la inscripción de la basílica se puede leer: «Sacrosanta iglesia lateranense, Madre y Cabeza de todas las iglesias de la Ciudad y del mundo, Ciudad en referencia a Roma». Esta frase destaca la importancia de Roma como centro de la cristiandad y de la Iglesia Católica.
La bendición
La bendición Urbi et Orbi se ha convertido en un momento muy esperado por los católicos de todo el mundo. La congratulación es impartida por el Papa desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, ante una multitud que se congrega en la Plaza de San Pedro, así como por televisión y medios digitales. Desde la página web oficial del Vaticano se puede vivir este momento en directo.
Durante la bendición, el Papa pronuncia un mensaje en el que habla de temas relevantes para la Iglesia Católica y para la Humanidad en general, y pide por la paz en el mundo.
Su simbolismo
Urbi et Orbi es una muestra del poder simbólico de Roma como ciudad sagrada y cuna de la cristiandad. La bendición representa la unión entre la Iglesia Católica y el mundo. El Santo Pontífice aprovecha la bendición para reflexionar públicamente sobre el papel de la religión en la sociedad actual y sobre la necesidad de trabajar por la paz y la justicia en el mundo.
En resumen, Urbi et Orbi es una tradición que se ha mantenido vigente a lo largo de los siglos, y que representa la importancia de Roma como centro de la cristiandad y de la Iglesia Católica. Esta bendición es una oportunidad para reflexionar sobre temas relevantes para la humanidad y para trabajar por la paz y la justicia en el mundo.
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