El estudio de un manuscrito, conservado en el Archivo Diocesano de la Catedral de Orihuela, ha dado como resultado el descubrimiento de la misa compuesta a mayor número de voces y coros conocida hasta el momento en la música Barroca española. Su singularidad reside en las 19 voces distribuidas en cinco coros y acompañadas de órgano y arpa cifrada. Además, en la actualidad, no se ha encontrado ejemplo similar entre los grandes maestros de la Capilla Real en la España de los Austrias, a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
La finalidad para la cual fue compuesta esta misa, obra del músico ilicitano Mathias Navarro, se desconoce, aunque en el manuscrito se menciona el nombre del orador y que durante la celebración de la misa a estudio la iglesia estaba llena de fieles.
La Diócesis de Orihuela-Alicante ha calificado este hallazgo como el gran descubrimiento musical a cargo de Inmaculada Dolón Llor, profesora del Conservatorio Superior de Música Oscar Esplá de Alicante.
La música en las celebraciones religiosas.
Desde siempre, la Iglesia considera que las celebraciones litúrgicas deben estar íntimamente unidas a la música, para de esta forma enriquecer la solemnidad de los ritos sagrados. Por lo tanto, la música es una parte necesaria e integral de la liturgia solemne de la Iglesia católica.
El capítulo VI de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia está dedicado a la música sagrada y en este apartado se afirma que
El canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por los Santos Padres, los Romanos Pontífices, los cuales, en los últimos tiempos, empezando por San Pío X, han expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sacra en el servicio divino.
En el documento citado se establece que el canto gregoriano es el propio de la liturgia romana aunque reconoce que el resto de géneros de música sacra «de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica».
Por otra parte, también se estipula que en la Iglesia latina el órgano de tubos es el instrumento musical tradicional, aunque «se pueden admitir otros instrumentos, a juicio y con el consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial competente».
En relación a estos otros instrumentos, citamos la Carta encíclica Musicae Sacrae de Pío XII sobre la música sagrada fechada el 25 de diciembre de 1955:
Sobresalen el violín y demás instrumentos de arco, que, tanto solos como acompañados por otros instrumentos de cuerda o por el órgano, tienen singular eficacia para expresar los sentimientos, ya tristes, ya alegres.
La fotografía que ilustra esta entrada ha sido facilitada por la Oficina de prensa del obispado de Orihuela-Alicante.
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