Nos encontramos en el mes en donde se celebran comidas de empresa y familiares con motivo de las fiestas navideñas. Y estas reuniones sociales incitan a que, de manera programada o improvisada, los comensales brinden por diversos motivos, pero siempre relacionados con la alegría, la esperanza, en definitiva, con buenos sentimientos y propósitos.
En España, y por extensión en Europa, la norma general es brindar al final de la comida, antes del café y del servicio de las bebidas alcohólicas y licores. En otros países, el brindis se celebra antes del comienzo de la comida, como es el caso de Escandinavia, África o Extremo Oriente.
El brindis debe tener las cualidades de la brevedad y de la concisión y presenta las siguientes particularidades, indicadas por Reiner Brehler:
- Se dirige a una persona en particular o al grupo de comensales en general.
- Destaca un hecho en concreto.
- Justifica el brindis.
- Expresa el brindis.
Si la comida se ofrece para honrar a alguien en particular, el anfitrión realiza el brindis con las siguientes características, señaladas por Montse Solé:
- Saludo al invitado de honor.
- Palabras en referencia al motivo de la reunión.
- Brindis con los mejores deseos para el invitado de honor.
Seguidamente, el homenajeado debe responder teniendo en cuenta las siguientes indicaciones:
- Agradecer la invitación.
- Comentar algún aspecto del motivo de la reunión.
- Levantar la copa.
- Pronunciar algunas frases adecuadas y beber.
Por lo general, un brindis no debe exceder de los cinco minutos, por esta razón se debe tener muy claro qué se quiere decir y por qué, al igual que en cualquier otro discurso. Ser breve, claro, conciso y concreto son las cualidades que todo orador debe manifestar en sus discursos, sean de la duración que sean.
En referencia al motivo del brindis, este siempre es para desear el bien a alguien o para manifestar la satisfacción por algo.
El brindis y el Roscón de Reyes
Gracias al Manual de anfitriones y guía de golosos de Grimod de la Reynière, he descubierto antecedentes del brindis que quiero compartir con vosotros.
Grimod de la Reynière nos relata que tras la Revolución Francesa los brindis desaparecen de las comidas aristocráticas y solo perviven en las de la burguesía. El autor recuerda este acto social:
Los brindis jamás se empezaban antes de la mitad de la comida, cuando aparecían los vinos finos. El primer brindis se ofrecía siempre al anfitrión. Era una especie de reconocimiento que los invitados le hacían por la bondad de sus vinos y la excelencia de su comida.
Grimod de la Reynière se lamenta que la Revolución haya eliminado esta costumbre en su época, siglos XVIII y XIX, ya que su ausencia ha producido en las comidas «una tristeza que no favorece el absoluto la conversación ni el apetito».
Sin embargo, nos informa que, a pesar de su desaparición, se mantiene en la semana de Epifanía gracias al Roscón de Reyes:
El gobierno, ya más asentado en el poder, consideró que la salud de la República no se comprometería por un pastel. Se volvió a repartir el roscón de Reyes como en el pasado, y la costumbre de brindar reapareció poco a poco, y en el momento actual está ya bastante generalizada.