Sin ser todavía, oficialmente, la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump ya ha acaparado titulares en diferentes medios de comunicación con contenido de lo más variopinto: «una primera dama inmigrante», «el estilo de Melania Trump», «una primera dama «tradicional»», «la primera dama sexy de Estados Unidos» o «la modelo que llegó a la Casa Blanca». Algunas informaciones, o quizás todas, no dejan ser noticias que pertenecen a la prensa rosa o amarilla.
Leídos algunos artículos sobre la mujer de Donald Trump, hay uno que me resultó curioso por la relación que marcan las redactoras entre el color de la vestimenta y el mensaje político que emite:
Pero Melania, que veía cerca la Casa Blanca, ha ido a votar con prendas de Balmain y Michael Kors en tonos neutros, abrigo y zapatos camel-nude, vestido blanco. Mucho se ha hablado de cuando Melania viste de blanco: es el color que vestían las sufragistas al manifestarse, es el color que también ha usado mucho Hillary, como ejemplo de feminismo. Analistas han querido ver en este gesto que es más demócrata, puede ser simplemente un gesto de elegancia y neutralidad y apoyo a las mujeres aunque desde el lado republicano.
En el siglo XIX y en los primeros decenios del XX a las mujeres que reclamaban su derecho a votar se las califica con el nombre de sufragista. Estas mujeres eligieron tres colores que las representaría en su lucha por el sufragio universal: el blanco, el verde y el violeta. Esta combinación la emplearon en insignias, medallas y bandas de manera explícita, y no tanto en la ropa y los complementos.
La elección de estos colores, parece ser, que responde el blanco a la honradez, el verde a la esperanza y el violeta a libertad. También se especula que esta decisión viene unida a su lema «Give Women Votes», concretamente a sus iniciales: green, white, violet.
Fuera la razón que fuese, es destacable que en una campaña política del siglo XXI se haya retomado, y avivado, esta lucha no verbal que se inició en el XIX.
Se trata de un ejemplo más de cómo en comunicación no hay detalle insignificante. En este caso, no solo es importante elegir la vestimenta adecuada, sino también el color.
Por cierto, existe una película titulada Sufragistas de la directora Sarah Gavron y que se estrenó en el año 2015. La fotografía que ilustra esta entrada es una escena del filme.