En infinidad de países y ciudades se ha guardado un minuto de silencio en protesta por el atentado en un mercadillo de Navidad en Berlín y en honor a sus víctimas, así como por el asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrey Karlov.
El acto de guardar un minuto de silencio es un mensaje visual que desde las instituciones oficiales y privadas se lleva a cabo con diferentes objetivos, como por ejemplo:
- Repulsa por una actuación concreta.
- Protesta por un atentado.
- Honrar a determinadas personas fallecidas.
- Recordar con respeto algún acontecimiento o personaje público.
Generalmente la puesta en escena del minuto de silencio recoge unas palabras de la máxima autoridad del organismo en cuestión, quien preside el acto, abriendo o cerrando el minuto de silencio. El escenario puede ser en la misma sala en la que se encuentren trabajando, en cuyo caso se levantarán de sus asientos para honrar de pie el motivo del silencio, y tras finalizar el minuto reanudarán la actividad. Y también los participantes en el acto se pueden reunir en la entrada principal de la institución a la que representan y de pie y públicamente guardarán el minuto de silencio.
Antecedentes del minuto de silencio
El concepto de guardar un silencio como recuerdo fue aplicado por el periodista australiano, Edward George Honey (1885-1922) que sirvió en la Primera Guerra Mundial.
Honey era natural de Melbourne, ciudad que promovió en 1962 el reconocimiento público de Edward George Honey como el hombre que enseñó al mundo cómo recordar a los hombres que murieron en la guerra.
Fue en el año 1919 y en el periódico de Londres, Evening News, donde Honey publicó su idea de cómo celebrar el primer aniversario del final de la Primera Guerra Mundial: «Cinco minutos silenciosos de recuerdo nacional».
Esta iniciativa fue puesta a prueba en el Palacio de Buckingham con un ensayo de cinco minutos de silencio por parte de los Guardias Granaderos. Se dieron cuenta de que este intervalo de tiempo se hacía demasiado largo, por lo que se redujo a dos minutos.
Ejecutada la práctica, el 7 de noviembre de 1919, el rey Jorge emite una proclamación en la que se aprueba una suspensión, de dos minutos de duración, de toda actividad en recuerdo de los fallecidos. La fecha elegida fue el día 11 de noviembre a las 11 de la mañana, en conmemoración del Armisticio de Compiègne del 11 de noviembre de 1918, tratado que puso fin a las hostilidades militares de la Primera Guerra Mundial.
El comité que se creó en Melbourne en el año 1962, con el objetivo de otorgar a Edward George Honey la titularidad de la idea de celebrar con el silencio, explica que no es una novedad ya que el silencio como muestra de respeto a los muertos ya se aplicaba anteriormente pero que «la originalidad de la sugerencia de Honey se basa en el hecho de que esta fue la primera vez en la historia que se había celebrado como un homenaje a los que sacrificaron sus vidas y su salud para hacer posible la victoria».
La fotografía que ilustra esta entrada está recogida de la página oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Foto EFE.