En este año 2016 Felipe VI va a pronunciar su tercer mensaje de Navidad para todos los españoles.
Este discurso institucional televisado se viene realizando desde el primer año de reinado de la democracia en España, siendo el primero el pronunciado por el rey Juan Carlos I el 24 de diciembre de 1975.
Como toda disertación, este de Navidad tiene su inicio, su cuerpo y su final. Y, como en todos los discursos, las partes más importantes de su estructura son el comienzo y el cierre.
Durante estos 41 años los mensajes de Navidad de la Casa Real nos han dejado 41 inicios que son dignos de recordar, unos más afortunados que otros, unos más breves que otros, pero todos forman parte del patrimonio de la oratoria institucional de la monarquía española.
El estilo de la apertura del discurso real navideño mantiene, en mayor o menor medida, unas características comunes:
- Felicitar las fiestas navideñas a todos los españoles.
- Desear un próspero Año Nuevo.
- Agradecimiento por permitir compartir con las familias unos minutos antes de la cena de Nochebuena.
- Agradecimiento por el apoyo y el cariño de los españoles a la Familia Real.
- Llamada de atención sobre algo concreto.
- Anunciar el análisis y reflexión sobre el año que termina.
A continuación, os transcribo los comienzos de estos 41 años de historia de los mensajes de Navidad de la Casa Real española. Algunos de ellos son más emotivos y enfocados a la familia y otros más fríos, redactados desde la perspectiva de la institucionalidad. Sin embargo, la gran mayoría son los que apelan al sentimiento y a la emoción.
1975
En estas fiestas de Nochebuena y Navidad las familias españolas acentúan su sentido entrañable y parece que quisiéramos ser mejores. Me dirijo a todos para felicitaros las Pascuas y desearos un año 1976 lleno de venturas y felicidad.
1976
Me he permitido entrar en vuestros hogares a través de televisión en esta noche tan señalada para felicitaros muy cordialmente las pascuas. Junto con la reina y nuestros hijos, Elena, Cristina, Felipe, os deseo toda clase de alegrías en las fiestas de Navidad y la mayor prosperidad para el año que comienza.
Os deseo la paz en vuestras casas, en vuestros trabajos y en vuestros espíritus.
1977
Para desearos paz, libertad y prosperidad en mi nombre y en el de mi familia me he permitido entrar por unos momentos en vuestros hogares. Y lo hago desde esta casa, que es la de todos vosotros, en la seguridad de que en esa noble correspondencia y hospitalidad que distingue a los españoles nos acogeréis por unos instantes en las vuestras a la reina, a mis hijos y a mi para desearos unas pascuas muy felices.
1978
Al concluir este año de 1978 por tantas razones y acontecimientos ligados ya para siempre a nuestra vida común, no quiero desaprovechar la ocasión de enviaros un entrañable saludo. Entrañable por muchos motivos profundos, entre los que no es el menor el de corresponder a las innumerables muestras de afecto y adhesión con que a la reina, a mi y a nuestros hijos nos habéis distinguido a lo largo de estos doce meses en cuantas ocasiones han sido propicias para ello.
Por eso, en estas íntimas y tradicionales fechas, me acerco a vuestros hogares y me acojo a vuestra hospitalidad durante unos minutos.
1979
Una vez más, junto con la reina y con mis hijos, os pido unos minutos de atención al dirigirme a todos los españoles en estas horas de solemnidad familiar. Cumplo con ello una gratísima costumbre iniciada en el año de mi proclamación como rey y con correspondencia con la sinceridad y el calor hogareño de estas fiestas de Navidad.
Si de acuerdo con unos principios esencialmente cristianos no se vive más de lo que se convive y se tiene tan solo lo que se comparte, el significado de esta ocasión nos compromete a todos a un diálogo bien intencionado y fructífero que nos permita convivir en paz y compartir nuestras inquietudes y nuestros sentimientos.
1980
Una vez más, con motivo de estas entrañables fiestas se me ofrece la tradicional ocasión de dirigirme a todos vosotros y de ponerme en contacto con todas las familias de España. Por ello, estos instantes representan para mi una esperada oportunidad para expresaros mis deseos de paz, bienestar y felicidad. Y para ofrecerme renovadamente en la voluntad de diálogo, de dedicación y de esfuerzo que mi función constitucional como árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones exige para la mejor convivencia nacional.
1981
Al entrar este año una vez más en vuestras casas a través de la radio y de la televisión quisiera transmitiros ante todo y sobre todo mis sinceros deseos de paz y de felicidad con motivo de las tradicionales fiestas de la Navidad.
Cuando la familia está reunida en torno a la mesa del hogar fundidas las viejas y las jóvenes generaciones en este ambiente lleno de añoranzas, de ilusiones y de recuerdos, y se siente con más intensidad que nunca el amor recíproco de padres e hijos, de los esposos, de los hermanos, cuando tenéis en vuestro pensamiento a los ya desaparecidos de este mundo, a los que hoy están ausentes por distintos motivos, a todos los seres queridos y a los amigos verdaderos. Cuando os inunda una sensación de calma y de bienestar y os sentís animados de emoción y de buena voluntad. Cuando procuráis disfrutar de vuestra unión con alegría y alejar aunque sea temporalmente sin sabores y preocupaciones, no quisiera en modo alguno que mis palabras os enturbiaran o interrumpieran la agradable velada con la mención de los problemas a los que nuestra patria se enfrenta, ni con la exposición de temores e inquietudes que es preciso alejar de nosotros con optimismo y fe en el futuro.
1982
Con la brevedad que impone el respeto a estas formas de familiar satisfacción e intimidad que nos brindan las Navidades, deseo transmitiros un saludo lleno de optimismo y de cordialidad. Cumplo con ello, en mi nombre, en el de la reina y en el de mis hijos, una gozosa costumbre de todos los años, amparada en vuestra hospitalidad y cortesía que me permiten entrar unos momentos en los hogares españoles. En ellos esperáis por estas fechas, propicias a la reflexión, al entendimiento y a la sinceridad, unas palabras del rey. Esas palabras al finalizar este año de 1982, rico en acontecimientos, no pueden se otras que las de solidaridad y esperanza.
1983
Con el propósito de dirigiros un entrañable saludo en estas fiestas de la Navidad, comparezco en vuestros hogares como en ocasiones anteriores.
Permitidme a la vez ofreceros esta casa y el afecto de mi familia.
A lo largo del año que está próximo a concluir, hemos recibido numerosas muestras de cariño y de adhesión. Aprovecho esta oportunidad para agradecerlas públicamente al mismo tiempo que os reitero mi permanente abrazo con que la Corona quiere unir en un sentimiento fraternal a todos los españoles.
Deseo también en estos instantes, pediros que me acompañéis brevemente en una sincera reflexión sobre España.
1984
A lo largo del año que pronto va a terminar, he tenido ocasión de compartir con los españoles muchos momentos en las ciudades y en los pueblos, así como en mi relación con personas e instituciones que me han puesto de manifiesto la identidad de nuestro profunda vinculación ante los problemas y el propio ser de España.
El pueblo y la Corona estamos estrechamente unidos por la tradición, por los años de construcción de nuestra democracia y por el futuro hacia el que con grandes y meritorios esfuerzos colectivos avanzamos cada día.
En nuestros contactos a lo largo del año estos minutos que me concedéis en vuestros hogares son posiblemente los que encierran para mi mayor carga de afecto y gratitud hacia vosotros y vuestras familias.
Por eso, aguardo siempre con ansiedad esta ocasión de dirigirme a través de la radio y de la televisión a España entera, con palabras y deseos que se concentran en pedir felicidad para todos, tranquilidad social, paz en familia, respeto mutuo como españoles y voluntad de futuro.
1985
Con la mirada puesta en el futuro y el corazón en España, deseo que estas palabras que tradicionalmente os dirijo con motivo de las entrañables fiestas navideñas, estrechen aún más si cabe los inalterables vínculos de la Corona con los españoles.
La dimensión de este saludo crece ante la perspectiva de esa Europa, realidad compleja, dinámica y profunda en la que ya nos encontramos y en la que España pondrá su voz y su voto, su peso nacional y su decidida voluntad para defender los valores de libertad y progreso que son connaturales en su propia personalidad singular.
1986
Con mi deseo de felicidad para todos una vez más me dirijo a vosotros en estas fechas de la Navidad en las que el encuentro con los seres queridos estimula el ánimo hacia el diálogo y la reflexión en común.
Hemos vivido en este año, que pronto va a terminar, hechos de singular significación en la marcha hacia el futuro de nuestra democracia. Todos ellos, los positivos y los negativos, los momentos alegres y los tristes, nos impulsan a profundizar en la convivencia libre, pacífica y generosa entre todos los españoles.
1987
Un año más con sentimientos de paz, solidaridad y esperanza que las fiestas de Navidad propician, quiero enviar mi saludo a todos los españoles y ofrecer a vuestras familias los mejores deseos de la mía.
Unidos en esa paz, porque nosotros la valoramos desde dolorosas experiencias pasadas, podemos sentirnos orgullosos de constituir un pueblo que aspira a destacarse en la misión de extenderse en el mundo.
1988
Una vez más, en nombre de mi familia y en el mío propio, tengo la oportunidad de enviar un cordial saludo y una felicitación sincera a los españoles que dentro y fuera de nuestra nación están viviendo estas horas entrañables de la Navidad.
Los seres queridos que nos rodean, los recuerdos que se evocan, la alegría que se disfrutan en estos momentos, nos proporcionan un bien inapreciable y unos sentimientos de hermandad que os deseo que se prolonguen a través de todo el año que pronto va a comenzar.
1989
Pienso que es una buena costumbre que el jefe del Estado transmita esta noche sus deseos de felicidad a todos los españoles.
Las navidades convocan más que otras fechas a las integraciones familiares y a los buenos deseos de concordia, de avenencia y de solidaridad. Son días para una reflexión mejor sobre los deberes y los afectos de unos con otros.Parecen que estas conmemoraciones están señaladas para que nos sintamos más juntos, más unidos, más próximos y se prestan para celebrar nuestras raíces al tiempo que pensamos en las cosas que han pasado durante el año y en las que deseamos que se produzcan en el que viene.
Fechas pues para la felicidad y la meditación. Os deseo de verdad que el ambiente de esta noche os resulte cálido y amable y que cuanto programéis en la imaginación, con vistas al futuro que se nos presenta en el horizonte, tenga mucho que ver con la realización de vuestros deseos más sinceros, más ilusionantes y más justos.
Es posible que en realidad, me apeteciera tan solo felicitaros cordialmente y desearos todo lo mejor en la intimidad de vuestras familias, en la alegría de estos momentos y en los sentimientos de hermandad y buena voluntad que quisiera nos inspiren a todos cuando un año va a terminar uy otro nuevo está a punto de abrirse ante nosotros.
Y este es en verdad el principal objeto de las palabras que me permitís hacer llegar a vuestros hogares siguiendo una tradición ya arraigada en la Nochebuena. Pero también la costumbre me induce, sin hacer un balance detallado que resultaría inoportuno, a pasar una rápida revista a los principales acontecimientos que en un mundo tan dinámico como este, en el que estamos viviendo, han tenido lugar desde que 1988, también en ocasión como esta, me dirigí a vosotros.
1990
Hace un año me dirigí a vosotros con ocasión de las anteriores fiestas de Navidad y, me atrevería a decir, que en este breve lapso de tiempo se han producido tantos acontecimientos y tantas novedades en el mundo como en las de las últimas décadas.
1991
Es costumbre en estos tradicionales mensajes de la Navidad hacer un resumen de los acontecimientos más importantes ocurridos durante el año que está a punto de terminar.
Pero tal vez, su enumeración y análisis alargaran excesivamente unas palabras que desearía que fueran tan afectuosas como breves, para no perturbar unos momentos de intimidad y calor familiar cuando los españoles nos reunimos en torno a la mesa de la Nochebuena.
Por eso, yo quisiera en esta hora poner de relieve sobre todo lo que pueda contribuir a incrementar nuestra satisfacción, nuestra tranquilidad y nuestra esperanza.
1992
Desde la profunda fraternidad navideña y con el espíritu de diálogo y encuentro que propician estas horas, una vez más, con mi familia, deseo enviar un abrazo de unión a todos los españoles y a la nación entera, a sus instituciones y representantes. Con ellos y junto a ellos, quiero saludar también a quienes nos honran con su convivencia y comparten con nosotros las esperanzas y los esfuerzos de cada día. Porque ha sido orgullosa cortesía de España a lo largo del tiempo, dentro y fuera de sus fronteras, la lealtad para sus amigos y la nobleza de compartir con ellos lo que tiene, sin reservas ni prejuicios.
1993
En esta víspera de Navidad tengo ocasión, una vez más, de enviar a todos los españoles en nombre de la reina, en el de mis hijos y en el mío propio, un saludo fraternal y los mejores deseos de felicidad y de paz.
Siguiendo una tradición de siglos, los españoles nos reunimos hoy en torno a la mesa de la Nochebuena para celebrar una fiesta que nos da motivos para renovar nuestros sentimientos y nuestros afectos. Y vivir con intensidad unas horas en familia o entre amigos.
En estos momentos de intimidad y de calor, deseo dirigiros unas palabras que están inspiradas por la sinceridad y el cariño.
1994
Buenas noches a todos. En esta Nochebuena en que recordamos y celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, quisiera transmitiros en nombre de la reina, de mis hijos y en el mío propio, mis mejores votos de felicidad.
La mayoría de nosotros pasamos estas horas reunidos en familia, disfrutando del calor y del afecto que encontramos en esta institución tan necesaria para el desarrollo en armonía del ser humano. Otros os encontraréis alejados de vuestro entorno familiar o quizás solos, para todos mis mejores deseos de paz y bienestar.
Estas fechas invitan siempre a la reflexión y a compartir aspiraciones nobles y sentimientos generosos. Permitidme pues que aproveche esta ocasión para trasladaros algunas consideraciones y esperanzas con la sincera voluntad de acertar a interpretar con ellas vuestras preocupaciones y anhelos.
1995
En esta gran noche de familia permitidme antes que nada que en mi nombre, en el de la reina y en el de nuestros hijos, os envíe a todos mis deseos más fervientes de paz y felicidad.
Hace pocas semanas hemos tenido ocasión de conmemorar los veinte años de reinado. Os aseguro que la mayor satisfacción que me cabe al echar la vista atrás es justamente la que del principal objetivo que me tracé desde el momento mismo en que asumí la Corona, el de llegar a ser un rey de todos, se ha visto gracias a vosotros plenamente cumplida. Vuestro afecto que constantemente recibo, las más efusivas pruebas y que vivamente os agradezco, quiero tomarlo como algo más, como muestra de que en mi persona queréis depositar la gratitud a todos que desde posiciones diversas han aportado lo mejor de si mismo a la tarea de devolver a los españoles la responsabilidad de su estilo histórico.
1996
Paz y felicidad. Esperanza e ilusión son los deseos que quisiera, junto con mi familia, transmitiros en este tradicional mensaje de la noche de Navidad.
Quisiera también hablaros de nosotros, los españoles, y de lo que nos afecta, de las cosas de España. Llevamos prácticamente una generación viviendo en una democracia social y representativa que organiza nuestra convivencia en armonía y libertad.
1997
En estos momentos en los que nos disponemos a celebrar la Nochebuena, deseo felicitaros las pascuas en mi nombre y en el de toda mi familia. Y transmitiros un mensaje de paz, ilusión y esperanza.
Al calor de los recuerdos familiares que se avivan en estas fechas os agradecemos una vez más las muestras constantes de afecto que la Familia Real recibe y de manera muy especial, con motivo del matrimonio de la infanta Cristina. Y correspondemos a vuestros espontáneos sentimientos con los nuestros más cordiales.
En un breve y rápido repaso al año que termina, encontramos motivos evidentes de satisfacción y también de reflexión para el porvenir.
1998
En la noche de Navidad que evoca especiales sentimientos de alegría, paz y fraternidad, me dirijo a vosotros para felicitaros, junto con mi familia, en estas fechas y desearos para el año próximo todo lo mejor.
Como siempre, quiero también trasladaros algunas reflexiones y deseos que cobran especial significado en estas fechas y que me gustaría compartir con vosotros.
1999
Al iniciar estas palabras, que como es ya tradición, os dirijo en esta noche de Navidad, quisiera transmitiros en mi nombre y en el de toda mi familia un saludo muy afectuoso junto con nuestros deseos más sinceros de paz, felicidad y bienestar.
Un año más se acerca a su fin, para muchos habrá sido un año propicio y positivo. Otros seguramente habrán pasado a lo largo de estos meses por circunstancias y situaciones difíciles o dolorosas. Cada ser humano tiene su mundo propio de alegrías que debemos celebrar y agradecer, y de tristezas que debemos respetar y ayudar a superar.
El balance de este año, visto en términos generales y en el conjunto de la sociedad española, creo que continúa reflejando una línea de progreso y desarrollo que debe animarnos a seguir trabajando en esa dirección con optimismo.
2000
Queridos compatriotas, que mis primeras palabras de esta noche en que nos reunimos para celebrar en nacimiento del Hijo de Dios sean para desearos de todo corazón, junto con toda mi familia, una Navidad feliz, alegre y en paz.
Hace poco más de un mes se han cumplido veintinco años desde que fui proclamado rey de España. Con ese motivo, tuve ocasión de trasladaros a través de las Cortes y de los medios de comunicación, algunas reflexiones personales sobre este periodo de nuestra historia reciente.
2001
Buenas noches, quisiera iniciar este breve y tradicional mensaje con el sincero deseo, que comparte toda mi familia, de que la celebración de esta fiesta de la Navidad, tan significativa para nosotros los cristianos, sea para todos vosotros tiempo de felicidad y ocasión de alegría.
2002
Me dirijo a todos los españoles para transmitiros junto con mi familia nuestros mejores deseos en estas fiestas navideñas que tanto significado tienen para nosotros.
Quiero dedicar mis primeras palabras a cuantas familias viven momentos de dolor o de especial dificultad en estas fechas tan entrañables para todos. Destacan las numerosas familias, en particular gallegas, que estas navidades sufren los daños causado por el accidente del Prestige, junto al de mi familia, recibid todo mi afecto, que todos unidos seamos capaces de poner fin cuanto antes a esta calamidad.
2003
Como todos los años, me acerco a vuestros hogares en estos entrañables momentos de la Nochebuena para transmitiros mi afecto y compartir con todos vosotros unos momentos de reflexión.
Mi familia se une a mi, para desearos de corazón a todos y cada uno de los españoles una muy feliz Navidad en compañía de vuestros seres más queridos.
Nuestro más profundo afecto se dirige esta noche a quienes padecen dolor o especiales dificultades personales, familiares o laborales que solo deseamos que puedan ser pronto superadas.
Nuestra gratitud hacia todos aquellos que con su sacrificado trabajo aseguran en estas fiestas y en todo momento nuestro seguridad, salud y bienestar. Que en el año nuevo 2004 sigamos avanzando juntos por la senda de la paz, la estabilidad, la libertad y la prosperidad de que disfrutamos y que con tanto esfuerzo hemos alcanzado.
2004
Todos los años espero este momento con gran ilusión, pues me permite dirigirme a vosotros en la Nochebuena y desearos de corazón, junto a mi familia, paz, alegría y prosperidad.
Nuestro mayor afecto y comprensión se dirigen en particular a quienes sufren por cualquier causa en estas fechas tan emotivas y familiares.
Unos sentimientos, que junto a nuestra cercanía, apoyo y solidaridad, deseamos expresar muy especialmente a los familiares de las víctimas de los abominables atentados terroristas del pasado
2005
Me dirijo a todos vosotros en este tradicional mensaje de Nochebuena para compartir brevemente algunas reflexiones y expresaros de corazón, junto a la reina y a toda mi familia, nuestro mayor afecto y mejores deseos de felicidad en estas fechas navideñas.
Dedicamos nuestro sentimiento de especial cercanía y cariño a cuantos padecen cualquier tipo de sufrimiento o grave dificultad. Esta noche, no quiero ni puedo olvidar, a quienes este año han fallecido a su entrega a los demás. Les dedicamos nuestro más emocionado recuerdo, al tiempo que abrazamos a sus familias en el dolor. Que el ejemplo de solidaridad que nos han dado y que tanto valoramos nos sirva a todos de guía para seguir construyendo una España siempre mejor.
2006
En estas fechas navideñas quiero hacerles llegar, junto a la reina y a toda mi familia, nuestro mayor afecto y mejores deseos para estas fiestas y para el año nuevo 2007, que esperamos de corazón lleno de paz, de alegría y de bienestar, para todos y cada uno de vosotros.
Como todos los años no quiero dejar de expresar esta noche nuestro cariño, cercanía y comprensión hacia quienes padecen dolor, sufrimiento o soledad.
Al prepararnos para el año nuevo debemos tomar conciencia de lo mucho que juntos hemos avanzado en las últimas décadas y del enorme potencial que trabajando unidos España encierra para nuestro futuro.
2007
Buenas noches. Como cada año quiero en esta Nochebuena dirigir mis mejores deseos a todos los españoles y compartir unas reflexiones generales en torno a algunos asuntos que a todos nos afectan.
Deseo empezar mis palabras, dedicando todo mi afecto y mi apoyo a los que más sufren o a los que más lo necesitan. También mi gratitud a quienes en estas horas velan por nuestra seguridad, salud y bienestar. Estos días nos llevan a pensar con mayor sosiego en el país que juntos formamos, en los progresos que hemos alcanzado y en los problemas que aún no hemos resuelto.
2008
Buenas noches. Mucho me alegra empezar mis palabras expresando de corazón mis mejores deseos y más afectuosa felicitación a todos los españoles en estas fiestas Navideñas.
Al término de este año quiero, como es tradicional, compartir un conjunto de reflexiones y de sentimientos sobre nuestro desarrollo como pueblo y como nación.
Un año 2008 intenso en acontecimientos y que quisiera detenerme en tres asuntos de especial relieve, como son: el treinta aniversario de la constitución, la lucha contra el terrorismo y la crisis financiera y económica generalizada que atravesamos.
2009
¡Buenas noches! Mis primeras palabras en esta Nochebuena me salen del corazón para expresar mi afecto y mi mayor felicitación a todos los españoles. Quiero compartir con vosotros ideas y sentimientos sobre España, sobre nuestro presente y nuestro futuro.
Unas ideas que buscan el bien de nuestro país, como gran nación europea de larga historia e inmenso patrimonio. Un país que no puede comprenderse sin esa rica diversidad consustancial al mismo ser de España. Con este espíritu, mis reflexiones de esta noche se dirigen a pediros que, juntos, acometamos tres tareas fundamentales:
En primer lugar, superar tensiones y divisiones, sobre la base de los principios y valores que alimentan lo mejor de nuestra convivencia e inspiran nuestra Constitución.
En segundo lugar, sumar voluntades en torno a los grandes temas de Estado, reforzando nuestra cohesión interna y nuestra proyección exterior.
Y, finalmente, redoblar esfuerzos para que España vuelva a crecer y a crear empleo. Cuanto antes, y de forma sostenible.
2010
Buenas noches. Quiero que mis primeras palabras sean para transmitir de corazón a todos los españoles mis mejores deseos de paz, prosperidad y felicidad en estas fiestas Navideñas y para el año nuevo 2011.
Llegamos al final de un año difícil y complejo, marcado por una crisis económica, en España y en otros países, más larga e intensa de lo esperado.
En nuestro caso ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud.
2011
Buenas noches. En Nochebuena, como cada año, me dirijo a todos vosotros portar transmitiros mis mejores deseos de paz y felicidad.
Al término de este año difícil y complicado para todos, quiero hablaros con sinceridad y realismo, sin rehuir los problemas que nos aquejan como sociedad.
Quiero hacerlo con la confianza y el optimismo que me inspiran las virtudes del pueblo español, al que quiero con todo mi corazón y al que a lo largo de estos treinta y seis años de reinado he aprendido a conocer a fondo y a admirar con orgullo.
2012
Buenas noches. En esta Nochebuena, como cada año, quiero reflexionar con vosotros sobre lo que nos preocupa y también sobre nuestras esperanzas. En concreto, me gustaría referirme a tres asuntos: la crisis económica, la fortaleza de España como nación europea e iberoamericana y la necesidad de reivindicar la política como instrumento necesario para unir las fuerzas de todos y acometer la salida de la crisis y los retos que tenemos por delante.
2013
Buenas noches, quiero expresaros a todos mi cordial felicitación en esta Navidad, desearos un venturoso año nuevo y compartir con vosotros mis reflexiones sobre el que estamos acabando y mis convicciones sobre nuestro futuro en común.
2014
Buenas noches, quiero en primer lugar, daros las gracias por abrirme vuestras casas en esta Nochebuena. Un momento que es, sobre todo, de cercanía y de reencuentro; un momento para aproximarnos, para mirarnos con voluntad y el deseo de entendernos, para transmitir a las personas que nos rodean nuestros mejores sentimientos de afecto, de paz y de alegría.
Hoy quiero estar a vuestro lado para compartir -en el primer mensaje de Navidad que os dirijo-, unas reflexiones sobre nuestro futuro, con la mirada y la confianza puestas en el año 2015.
2015
Buenas noches, en esta Nochebuena, quiero especialmente desearos junto a la reina y nuestras hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, unas muy felices fiestas y todo lo mejor para el año nuevo.
Desearía también que la voluntad de entendimiento y el espíritu fraternal, tan propios de estos días, estén siempre muy presentes entre nosotros, en nuestra convivencia.
Esta noche me dirijo a vosotros desde el Palacio Real, donde la Corona celebra actos de Estado en los que queremos expresar, con la mayor dignidad y solemnidad, la grandeza de España.