La popularidad de los norteamericanos como buenos oradores es reconocida por todo el mundo. Sin embargo, nosotros, los españoles, también tenemos a nuestros modelos a seguir. El último discurso de agradecimiento público que he oído estos días y que, para mí merece una atención especial, ha sido las palabras de Vicente del Bosque durante la gala Balón de Oro, en donde recogió su reconocimiento como Mejor Entrenador 2012.
En apenas un minuto y treinta segundos, Vicente del Bosque realiza un discurso de agradecimiento en toda regla: primero ensalza a los jugadores de fútbol de la selección española, restando importancia y valor a su trabajo (humildad); segundo, da las gracias a su jefe y recuerda sus raíces (gratitud); y tercero, envía su mensaje (valor).
Humildad, gratitud y valor son ingredientes básicos que debe contener un discurso. Valor para decir lo que queremos decir y siempre desde la humildad y desde el agradecimiento. Y sobre todo, preparación, porque estas palabras no surgen del momento, sino de una reflexión anterior. Como dice Luis Puchol: “No hay mejor improvisación que la que está cuidadosamente preparada”.