No es ninguna novedad, a fecha de hoy, comentar el ambiente social creado por el juego de realidad virtual Pokemon Go. Toda persona que se encuentra en la calle mirando el móvil es sospechosa de estar jugando.
En sus orígenes, una de las consecuencias que más me llamó la atención de su salida al mercado fue su aparición a las tres de la tarde en el Telediario de La 1. En un principio pensé en el gran trabajo de publicidad que el equipo correspondiente había realizado, sobre todo porque conforme iban pasando los días seguía siendo noticia en diferentes informativos y en programas de televisión que nunca habían emitido este tipo de información.
Poco a poco las noticias han ido matizándose y adaptándose a diferentes secciones, como por ejemplo economía, publicidad, social o seguridad. Como he dicho anteriormente, un gran trabajo de comunicación publicitaria en el que los usuarios se han convertido en sus principales agentes.
Sin embargo, entre todas las noticias a las que he tenido acceso digitalmente no he encontrado ninguna sobre el peligro que tiene Pokemon Go, según mi opinión.
Durante años, y por años me refiero a más de diez, convivo diariamente con los pokémon, desde la serie de televisión hasta los videojuegos. Siempre me ha llamado la atención que en los dibujos animados de pokémon un grupo de niños con edades comprendidas entre los diez y los doce años vaguen solos por el mundo, entre bosques y ciudades, capturando pokémon y luchando con otros personajes con el objetivo de convertirse en el mejor entrenador pokémon, en el caso del protagonista. Y esta apreciación se la he manifestado a mis hijos con la finalidad de hacerles ver lo irreal de esa realidad.
Sin embargo, esta irrealidad ya no lo es tanto gracias a Pokemon Go. Veo niños, generalmente en grupos de dos, de no más edad que Ash Ketchum andando por las calles solos, distraídos capturando pokémon, eclosionando huevos o, y aquí es donde yo veo más riesgo, dirigiéndose a un lugar determinado para luchar. Los gimnasios virtuales que se han generado en las ciudades y la llamada de otros jugadores no tienen por qué ser peligros potenciales pero ¿sabemos quién se encuentra detrás de estos reclamos?
Los niños, y los adultos, que salen a andar kilómetros en busca de pokémon no hacen un recorrido al azar o elegido por ellos, siguen una trayectoria que finaliza en un gimnasio pokémon o en otro jugador que, en el primer caso desconoce la zona en la que se ubica, o, en el segundo, desconoce al jugador que hace pública su ubicación. Y esto, para mí, es un peligro.
En la serie Ash y sus amigos se enfrentan diariamente al Team Rocket, unos villanos que siempre acaban saltando por los aires al grito “el Team Rocket despega de nuevo”. Esperemos que estos malos se queden atrapados en la serie y no salgan a la vida real, como tampoco están presentes en Pokémon Go.