Durante una época de mi vida consideré los números como algo frío e impersonal. ¡Qué lejos de la realidad! Gracias a mi marido, un cerebrito de las cifras, y al periodismo he descubierto que detrás de los dígitos hay vida. Solamente es necesario aprender a mirarlos, porque para darnos cuenta de la magnitud de las cifras tenemos que traducirlas a situaciones cotidianas.
Por ejemplo, Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante ha atendido durante el año 2010 alrededor de 100.000 personas. Es decir, del total de la población de la provincia de Alicante (tomando como base 1.900.000, aproximación de 1.917.012, población de la provincia de Alicante en 2008 según el Instituto Nacional de Estadística, INE) ha ayudado cerca del 5%. O lo que es lo mismo, casi 5 personas de cada 100 han sido socorridas por Cáritas. O mejor aún, 1 de cada 19 personas han recibido la ayuda y el apoyo económico y moral de Cáritas Diocesana. Según estos datos obtenidos de la Memoria Anual de Cáritas Diocesana y correspondiente al año 2010, todos nosotros conocemos a alguien que ha recibido este apoyo, porque ¿quién no alcanza la cifra de 19 si sumamos familia, amigos, compañeros y conocidos? Así que si realmente quieres ayudar a tus seres queridos y amigos, marca la X a favor de la Iglesia en todas tus declaraciones de la Renta. Porque aunque no llegues a saber nunca el nombre y apellido del que has ayudado, ten por seguro que lo tienes al lado
Además, esa cifra de las 100.000 personas atendidas por la Iglesia es superada con creces todos los años. En mi provincia la Diócesis Orihuela-Alicante lleva a cabo numerosos proyectos y programas de acción social y caritativa en los diferentes secretariados aparte del de Cáritas Diocesana: acción contra la droga, comisión de justicia y paz, pastoral penitenciaria, e inmigración. No existe en el mundo otra institución que ayude a tantas personas como la Iglesia Católica, así que ¿cómo podemos poner en entredicho los instrumentos de financiación de la Iglesia?
“En unas ocasiones se reclama a la Iglesia que busque por sí misma mecanismos de “autofinanciación” renunciando a cualquier tipo de ayuda o colaboración pública. Los que así opinan pretenden basarse en la laicidad del Estado y demandan a la Iglesia capacidad de atraer y gestionar fondos por sus propios medios. En otras ocasiones, las críticas vienen por el lado contrario. Cuando salen a la luz cifras sobre las inversiones en mercados financieros de algunas instituciones de Iglesia, se levantan voces reclamando pobreza, renuncia a las tópicas “grandes fortunas” e incluso, a la incompatibilidad ética que supone el que la Iglesia opere en mercados financieros. Al final, desde esta postura la conclusión es la misma: debe desaparecer la colaboración del Estado con la Iglesia. En el fondo, se advierten en ambas posiciones posturas claramente preconcebidas, no basadas en juicios objetivos sino más bien, en prejuicios un tanto trasnochados”, recoge la publicación “La financiación de la Iglesia Católica en España” de Fernando Giménez Barriocanal y en donde se ofrecen los siguientes datos en materia de ahorro de costes para el Estado:
- 107 centros hospitalarios de la Iglesia Católica.
- 128 ambulatorios y dispensarios.
- 876 casas de la Iglesia para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos.
- 937 orfanatos y otros centros para la tutela de la infancia.
- 321 guarderías infantiles.
- 365 centros especiales de educación o reeducación social.
- 144 otros centros de caridad y sociales.
- 305 consultorios familiares y centros para la defensa de la vida y de la familia.
En otras palabras:
- 387.356 personas hospitalizadas y asistidas en centros hospitalarios de la Iglesia.
- 849.728 asistidos en ambulatorios y dispensarios.
- 57.653 residentes o asistidos en casas para ancianos, inválidos o minusválidos.
- 10.835 asistidos en orfanatos y centros de tutela de la infancia.
- 10.607 asistidos en guarderías infantiles.
- 53.140 asistidos en centros de educación especial.
- 324.377 asistidos en otros centros de asistencia social.
- 79.868 asistidos en consultorios familiares.
En definitiva, “resulta prácticamente imposible realizar una valoración exacta de la aportación que realiza la Iglesia a la sociedad española, ya que a los elementos cuantificables hay que unir multitud de elementos difícilmente valorables”, explica Fernando Giménez Barriocanal quien informa de otros datos fácilmente comparables. Es el caso de la educación en donde según datos facilitados por el Ministerio de Educación una plaza en un centro público tiene un coste anual de 3.518€, mientras que en un centro concertado esa misma plaza cuesta al erario público 1.841€, importe pagado por la administración al centro educativo por cada plaza.
En resumen, la Iglesia da mucho más de lo que recibe. Así que si compartes esta opinión te invito a difundir este post entre tus conocidos. Y si no opinas igual, te animo a que también lo divulgues por simple prudencia. Algún día tú puedes ser la incógnita.