En España desde 1983 el 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, es fiesta laboral de ámbito nacional, por normativa de Real Decreto 2001/1983. Pero se trata de mucho más que una simple festividad. Es una tradición de siglos que en nuestro país se sigue conservando gracias al pueblo y a las visitas al cementerio, a los huesos de santo y a Don Juan Tenorio. Sin embargo, es labor de los fieles que no se corrompa su identidad ya que, según leí en algún momento: si nosotros no cuidamos nuestras tradiciones, otros vendrán a imponernos las suyas.
Como indica el Martirologio Romano la Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, para recibir el estímulo de su ejemplo, la alegría de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.
La tradición nos lleva a visitar a nuestros seres queridos fallecidos. Este acto precisa de una organización y planificación del trayecto viario que lleva al cementerio a cargo de la autoridad municipal competente. Esta visita conlleva el ornato floral de las tumbas y nichos funerarios. Otra acción de esta celebración es la Santa Misa cuya lectura del Evangelio corresponde a San Mateo 5, 1-12 a.
Historia
El emperador romano Diocleciano ejecutó una serie de acciones en contra de la Iglesia que finalizó en el año 304 con la publicación de un edicto que ordenaba la obligación de sacrificar a todos los cristianos. Este hecho de la historia se conoce como la Gran Persecución de Diocleciano.
A raíz de estas ejecuciones la Iglesia instauró el Día de Todos los Santos a principios del siglo IV. La finalidad de esta decisión fue honrar a todos los mártires, conocidos o desconocidos, causados por el poder imperial romano.
Esta celebración fija definitivamente su fecha en el 1 de noviembre en el siglo VIII por el papa Gregorio III. La solemnidad de este día se extiende a toda la Iglesia en el siglo IX a cargo del papa Gregorio IV.
Huesos de Santo
La festividad de Todos los Santos también tiene su tradición gastronómica. Se trata del dulce conocido con el nombre Huesos de Santo y que confieso desconocer su origen. Aunque quizás tenga algo que ver con el papa Bonifacio IV. Este pontífice consagró el Panteón convirtiéndolo en la Basílica de Santa María y los Mártires en el año 609. También trasladó a este templo los restos de mártires que se encontraban hasta entonces en las catacumbas. La tradición cuenta que se usaron en el traslado veintiocho carros cargados de huesos sagrados.
Don Juan Tenorio
Tampoco podemos olvidarnos en este texto de José Zorrilla y de su obra Don Juan Tenorio, pieza teatral escrita en 1844. Es tradición en España su representación el 1 de noviembre. El origen de esta costumbre se explica en el documento La historia de Juan Tenorio del año 1920 y que puedes leer en este enlace:
Es creencia muy extendida la de que la costumbre de representar el Tenorio durante los primeros días de noviembre data de fecha relativamente moderna. Nada sin embargo, más lejos de la verdad. Esa costumbre existía muchos años antes de estrenarse el célebre drama de Zorrilla. Todos los años, al llegar la noche de Animas, don Juan Tenorio se presentaba en escena a declamar los versos que en su boca puso a principios del siglo XVIII el medianísimo poeta y hábil autor don Antonio de Zamora. Que las representaciones de No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague o El convidado de piedra obtenían el beneplácito del auditorio, cosa es en la que no cabe duda, puesto que eran periódicas e inexcusables. Eso si; viro el drama de Zorrilla y ya no volvió a representarse el de Zamora.
Los actores teatrales Rafael Calvo Revilla (1842-1888) y Antonio Vico y Pintos (1840-1902) fueron los que recuperaron la tradición anual de representar la obra de Zorrilla.
Por cierto, el 2 de noviembre no podemos olvidarnos de la conmemoración de Todos los fieles difuntos.
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