No es extraño, más bien es lo habitual, que en un acto convivan diferentes rangos de invitados. La primera y principal segmentación de los invitados se fundamenta en su carácter de oficial o no.
Independientemente de si son autoridades o no, lo que está claro es que todo el conjunto debe ser tratado con el mismo respeto y cortesía, al margen de su cargo.
Lógicamente los invitados oficiales serán ordenados siguiendo las precedencias que están marcadas tanto a nivel nacional, autonómico, provincial y local. A veces estas autoridades vienen acompañadas por otras personas de su ámbito profesional, social o familiar. Esta presencia puede plantear un problema a la hora de ordenar a los invitados, sobre todo cuando no se tiene definido cuál es el papel de cada uno en el acto.
Tenemos como ejemplo el caso de los cónyuges y consortes de las autoridades. Es necesario saber qué representan estas personas para otorgarles el lugar correcto y adecuado en la ceremonia. Os explico la diferencia en el artículo Consorte frente a cónyuge en protocolo. Otra figura muy relacionada con estas dos es el concepto de primera dama que podéis conocer en el artículo En España no existe la figura protocolaria de primera dama.
Pero como he comentado al principio, tenemos normas para ordenar a las autoridades, pero ¿cómo ordenamos a las no autoridades?
Ordenación de las no autoridades
En líneas generales existe una serie de criterios de ordenación para las no autoridades que se pueden aplicar en los actos, teniendo en cuenta su objetivo, finalidad y, sobre todo, el conjunto de los invitados.
- La representación: dar mayor prevalencia a quien representa la voluntad de un colectivo amplio en contra del que se representa a sí mismo o a intereses privados.
- El sufragio: tiene preferencia la persona que es elegida sobre la designada.
- La antigüedad: se concede mayor precedencia al representante de la institución más antigua frente a la más reciente.
- La edad: se otorga mayor posición a la persona de mayor edad frente a la de menor edad.
- La cultura: las instituciones del mundo de la cultura obtienen mayor reconocimiento.
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